Aunque poco a poco estamos consiguiendo dar más visibilidad a la salud mental, todavía queda mucho camino por recorrer. Una de cada cuatro personas tiene o tendrá una enfermedad mental a lo largo de su vida, pero miramos para otro lado. El estigma lo sufren especialmente los trastornos más desconocidos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, ya que la desinformación es el ingrediente principal de los estereotipos, pero también afecta a los más comunes como la depresión o la ansiedad.

A nadie le avergüenza contar que tiene hipertensión o que se le ha roto un brazo, pero no sucede lo mismo con las enfermedades mentales. Si a este miedo a la estigmatización le sumamos que mucha gente, directamente, no sabe que tiene problemas de salud mental, apaga y vámonos.

¿Cómo puede alguien sufrir un problema mental y no saberlo? Pues muy fácil. En primer lugar, porque hay quienes fomentan la filosofía del “ya se te pasará”, y eso está muy bien cuando tienes mal de amores o te da la bajona al suspender un examen, pero no funciona con los trastornos mentales. En segundo lugar, porque mucha gente considera los trastornos mentales como algo “de débiles”, y con tal de no reconocer que tienen un problema prefieren pasarlo mal durante meses o años, antes que ir a un profesional de la salud mental. En tercer lugar, porque la sociedad no informa. Como la salud mental es “invisible”, ¿para qué hablar de ella?  Un trastorno mental no está a la vista como los moratones, pero duele más, tanto a quienes lo padecen como a sus familiares.

Señales de alarma

Las siguientes situaciones pueden indicar un problema de salud mental, pero también pueden relacionarse con una enfermedad físicas. Si te sientes identificado, ponte en manos de un médico y de un profesional de la salud mental. El objetivo del texto es informar, no diagnosticar.

  • Nuestro estómago habla por nosotros

Comer para calmar la ansiedad, falta de apetito, náuseas, diarrea, dolores abdominales, cambios drásticos de peso, problemas estomacales, etc.

  • El aislamiento

Aunque todos tenemos días en los que nos apetece poner Netflix, apagar el móvil y desaparecer del mapa unas horitas, cuando esto se vuelve habitual puede ser indicativo de un problema de salud mental. Si empiezas a sentir desmotivación, falta de interés y placer por cosas que antes si lo provocaban, tristeza constante, desesperanza e impotencia para actuar, consúltalo con un profesional.

  • Problemas para dormir

Fatiga, cansancio, dificultad para conciliar el sueño, insomnio, numerosos despertares nocturnos, hipersomnia, etc.

  • La concentración, la memoria y la atención

Te empieza a costar mantener la concentración en tareas que antes no requerían esfuerzo, tardas más en terminarlas y cometes más errores. También empiezas a tener pequeños fallos de memoria, te cuesta más recordar detalles y mantener información en la memoria.

Al fin y al cabo, los procesos psicológicos básicos (emoción, motivación, cognición, conducta, percepción, aprendizaje, lenguaje, etc.) son los grandes afectados cuando hay un problema de salud mental. Préstales atención y pide ayuda profesional si lo necesitas.

  • Enfermar más a menudo

Se ha encontrado que la adrenalina y el cortisol (la hormona del estrés) afectan enormemente al sistema inmunológico. Cuando vivimos constantemente estresados y ansiosos, estas sustancias se liberan en exceso en nuestro cerebro, y poco a poco van bajando nuestras defensas. En consecuencia, enfermamos más y tardamos más tiempo en curarnos.

Este artículo no sustituye la consulta con un profesional. Solo pretende informar acerca de un aspecto tan invisibilizado y estigmatizado como la salud mental. Los trastornos mentales deben ser diagnosticados y tratados por un profesional cualificado. Si te has sentido identificado con lo que has leído, busca ayuda.

@ManriMandarina