¿Quién no ha escuchado nunca la famosa frasecita de “perder la virginidad”? Cuantos mitos y leyendas rodean al hecho de que te la metan.

Pues muchos, y a cual más estúpido que el anterior la verdad.

El problema de mitificar ciertos aspectos, y en concreto, algo que esté relacionado con la sexualidad y con la intimidad, nos puede llevar a crearnos una idea que poco o nada se ajuste con la realidad, y terminemos cogiéndole hasta miedo.

Con el añadido, de que sobre todo hoy día, parece que el hecho de no haber mantenido nunca relaciones sexuales (del tipo que sea no solo hablo de la penetración) es poco menos que un lastre.

Cada vez los jóvenes se inician más y más pronto en sus relaciones sexuales, donde la edad para consumir pornografía está bajando a los 8 años y el inicio de contacto sexual se está bajando a la escandalosa edad de los 12 años.

Todos estamos de acuerdo que iniciarse a estas edades es una absoluta locura, ya que las personas a esas edades no tienen la madurez ni el conocimiento propio para tener relaciones sexuales de calidad y si me apuras hasta consentidas.

Pero ahora os planteo la cuestión un poco a la inversa, qué pasa con esas personas que van pasando los años y nunca tienen relaciones sexuales y/o nunca han tenido pareja o algún rollete.

Cada vez que sale este tema, he escuchado decir absolutas barbaridades, poco menos que las personas que no han tenido relaciones sexuales por el motivo que sean se están perdiendo una parte muy importante de sus vidas y que son poco menos que bichos raros.

En mi consulta de sexología, me he encontrado con más de un caso, con personas que rozan los 30 o ya lo han pasado, que jamás han tenido pareja y que nunca han tenido relaciones sexuales de ningún tipo, y se sienten fuera de este mundo.

 

Esto pasa porque sin querer, las personas comparamos nuestras vidas con los demás, y esto nos puede ayudar en ciertos aspectos, pero puede resultar una lacra muy grande en otros.

Ya que podemos entender como “normalidad” algo que se repite mucho, es decir, lo normal o la norma en la sociedad es que la gente a esa edad ya haya mantenido relaciones sexuales, esto es así a nivel de norma, pero esto no quiere decir que las personas que no entren dentro de este parámetro estén mal o sean diferentes.

Es importante entender que cada persona es un mundo, y que no todo el mundo tiene para empezar la misma autoestima o la misma facilidad para relacionarse con las personas. Y este suele ser el principal causante de que las personas no hayan mantenido relaciones antes.

El primer paso a trabajar es la seguridad en uno mismo, si tú piensas que eres feo o fea, que no puedes ser deseable, que no tienes cualidades que alguien pueda apreciar, actuarás en consecuencia a esos pensamientos, y serán los primeros que te dificulten relacionarte.

Otra parte importante es aprender a relacionarnos con las personas que nos rodean, no solo para ligar ni mucho menos, pero si es verdad que la gente no nace sabiendo relacionarse. Es cierto que algunas personas tienen más facilidad que otras, pero esto también se puede entrenar.

Las personas que se relacionan mucho, han aprendido a que si hablan y son de cierta forma la gente interacciona con ellos y por tanto tiende a repetir este patrón. Si yo no me relaciono nunca, no puedo entrenar y por tanto cada vez me costará más.

Por otro lado, la parte más física. Los primeros que suelen tener prejuicios son las mismas personas que aún no han tenido relaciones, y ven su falta de experiencia como algo indeseable o que si le dicen a alguien que es virgen saldrán huyendo.

Está claro que no todo el mundo es igual, y que no todas las personas buscan lo mismo, pero si das por hecho, que por no tener experiencia sexual ya no eres deseable o que no puedes aprender, te estás condenando a ti mismo.

Hay muchas personas que tienen mucha experiencia sexual, y acumulan un sinfín de conquistas, pero a nivel de personalidad son un cero a la izquierda que no da para más o que son un desastre en la cama, porque carecen de empatía.

Nadie nos enseña a follar o a tener relaciones sexuales, y tampoco nos enseñan a ligar. Puedes leer mil libros sobre el tema, pero hasta que no lo pongas a prueba y veas en que líneas te sientes más cómodo, no podrás avanzar.

Ten en cuenta que nadie nace sabiendo y que lo que funcione con una persona no tiene por qué funcionar con la otra, es cuestión de probar y ver con que te sientes representado y cómodo y a partir de ahí, ser tu mismo.

Lo que no puedes perder de vista es saber qué es lo que más te gusta a ti. Y eso solo puedes saber si te exploras, si trabajas con tu cuerpo y con tu deseo sexual. Si tratas a tu cuerpo como si fuera un extraño del que mejor no saber mucho, será imposible que te abras a compartirlo con otra persona.

Por lo que tócate, investiga, no vayas solo a los genitales, disfruta de cada rincón de tu cuerpo y conócelo a fondo.

Y con la parte de “ligar” o aprender a relacionarte con otras personas, no hay una fórmula mágica, como no te pongas a prueba a ti mismo, nunca sabrás que cosas hay dentro de ti ni como potenciarlas.

Prueba con situaciones sencillas, entabla conversación cuando estés en grupo, vete probando con gente que tengas más confianza y ve subiendo de nivel. No se trata de que te pongas a tontear con todo el mundo, se trata de que aprendas a relacionarte con la gente y sacar todo lo mejor de ti.

Y por supuesto, entender que tu “condición” no es ni una lacra ni un problema y cuando tú mismo dejas de verlo así, dejas de pensar que los demás lo harán también. Está claro que no todo el mundo lo entenderá, pero es que tampoco te hace falta, el reconocimiento propio es mucho más importante que el que te den los demás y más en estas cosas tan personales.

Solo es cuestión de que encuentres a la persona con la que te sientas cómoda.

Aida Vallés Psicóloga especilizada en Sexología y Terapia de Pareja

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