A pesar de sentir pasión por los bañadores, siempre termino comprándome bikinis, ya que cada vez que he intentado hacerme con uno, ha sido un despropósito total. He podido llegar a meterme en el probador con veinte modelos y salir sin ninguno. No exagero. Era probarme y al instante, todos mis defectos se potenciaban aún más e incluso, aparecían algunos que ni tenía. Para que os hagáis una idea, el proceso era como meterme en el transformador de los Sims y elegir una anciana con bañador. Igualita. El pecho se me aplastaba, se salía o se venía abajo, pareciendo aquello un michelin gigante, que nacía a la altura del cogote y que terminaba en el ombligo.
Y yo no soy la única que se ha dado cuenta de que aquello me quedaba de todo menos bien. Mi novio, que el pobre me ve bien con todo, ha llegado a ponerme carita y soltarme un sutil: «Ani, ¿no te has traído bikini?». Cada vez que nos hemos ido a un spa y he decidido llevarme uno de los poquísimos bañadores que tengo.

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Pero la pasada semana la historia cambió, andaba yo merodeando y poniéndole ojitos a la zona de baño de El Corte Inglés, cuando me topé de lleno con un rinconcito monísimo con unos bañadores en blanco y negro de lo más ideales: Enfasis shapewear, se llamaba la colección. Sorprendentemente, el 80% de la gente que en ese mismo momento se encontraba en esa sección, trasteaba precisamente, entre sus perchas. ¿Los regalan y no me he enterado? ¿Es un 2×1? Pues no. Ni oferta ni nada. Pero la gente se los llevaba como churros. ¡Pues no iba a ser yo menos!

Cogí los dos que más me gustaron y me metí un tanto escéptica en el probador. De hecho, el primero me lo probé de espaldas al espejo, sabía lo que me iba a encontrar si osaba a mirarme y ese día, no estaba de humor para ver todos mis defectos bajo esa luz maldita. Me enfundé en aquel bañador medio a desgana y le eché valor para darme la vuelta. Lo siguiente que recuerdo es a mí pagando en caja los dos bañadores con una sonrisa, de esas que te ponen la cara grande.

Estos fueron los que me llevé:

 

Enfasis (1)

Enfasis (6)Llegué a casa y con la moral reforzada, me los volví a probar en mi espejo habitual y con la opinión de mi (temiblemente) crítica hermana. «¡Ani, te sientan genial! ¡Cómprate más!». Y era verdad, aquellos eran los bañadores perfectos. Gracias a su efecto reductor y su fantástica hechura, sentaban como un guante. Escote precioso, ajustado de cintura y perfecto de espalda (nada de espaldas imposibles) y culo. Ambos bañadores con distintos diseños, sentaban igual de bien. Así que aquí estoy, acechando los nuevos que han salido.

Enfasis (2)Este se lo ví puesto a Isabel Rábago mientras veía Supervivientes y me ha encantado.

 

Enfasis (3)

Enfasis (5) Enfasis (4)

Nota:  Todos cuestan 45.95 euros y sus tallas van desde la 38 hasta la 48.