Es posible que todos coincidamos en que tomar la decisión de divorciarse es la más dura de todas. Podríamos enumerar un sin fin de motivos por los que una pareja decide zanjar su relación, pero con lo que nos tenemos que quedar es con que algo se acaba porque no terminaba de funcionar.

Mucha gente puede llegar a sentir lástima si comentas que estás en este proceso y es por eso por lo que quiero contar que hay algunas verdades que nunca salen a la luz.

  • Es el principio del final. Si me haces un favor y te pones la canción de Amaral, lo entenderás todo mejor. Vas a sentir en tu interior mucho dolor y fracaso, por no poder haber seguido luchando, pero, créeme, no puedes estar remando siempre sola. Tanto si eres tú quien toma la decisión como la que se ve con el percal, piensa que es un nuevo comienzo para ti y partes de la oportunidad de saber realmente qué quieres. Puede que sigas queriendo a tu pareja, pero piensa que, si algo había cambiado entre ambos, es porque igual el enfoque no era el correcto.

 

  • Hay un paso delante del divorcio. El primer paso es una clara separación de la relación. Hay casos en los que se pone distancia de por medio, otras en los que se sigue conviviendo hasta que se decide cómo se va a actuar. Mi experiencia fue poner kilómetros y lo cierto es que lo agradezco, porque la otra versión debe ser durísima. Lo que debes tener en cuenta en este caso es que va a ser muy doloroso pensar en rutinas que antes tenías con esa persona que de repente desaparecen. No te voy a mentir, vas a llorar mucho, pero mi consejo es que las recuerdes con cariño, porque puedes llegar a odiar a la otra persona por ese cambio y esto solo va a hacer que el proceso de sanación sea peor.
  • No siempre se hacen los trámites con buenas intenciones. No hay un tiempo establecido para decidir que una separación se convierte en un divorcio, porque hay casos en los que hay niños de por medio, propiedades o incluso negocios, pero es importante hablar primero con total calma (aunque parezca mentira) para saber por dónde van los tiros. Si se gestiona todo con un abogado, significa que el acuerdo va a ser más pacífico. Si cada uno escoge un presentante legal, que es muy lícito, prepárate para tener que participar en una batalla de esgrima. Esto no significa que tú o tu expareja vayáis a enfrentaros a Waterloo, pero con intereses por delante, la gente es mucho más egoísta de lo que jamás podrías imaginar.

  • Las cosas, son cosas y el dinero viene y va. ¿Pusiste dinero para reformar su casa? ¿Le hiciste un regalo de más de tres cifras que lo tiene aparcado en casa y que no ha usado nunca? ¿Te ha echado en cara que nunca aportaste lo suficiente por la convivencia? ¿Te dejaste cosas en su casa que nunca volverás a ver? Créeme, tarde o temprano pasará alguna de esas o todas juntas, pero tienes que repetirte una cosa: “diste lo que tenías porque tienes un gran corazón y apostaste en hacer equipo con esa persona. El dinero invertido no te va a hacer más feliz”.
  • El divorcio es como Moisés que separaba las aguas. La gente se va a meter en tu relación sin saber absolutamente nada y de ahí elegirán a quien ha tenido que sufrir y al que ha creado ese sufrimiento. En base a eso, te pueden pasar dos cosas: o te quedas más sola que la una y tienes que reactivar tu círculo social (cosa que te va a beneficiar, aunque no lo creas) o te va a dar apoyo y un hombro para llorar gente que no te esperas.

Yo, que no entiendo a mis amigos.

  • Tu familia siempre va a estar a tu lado. Yo sigo estupefacta porque he hablado mucho de mi madre y mi hermana en estos artículos porque teníamos una relación complicadísima. Sin embargo, me dieron todo su apoyo desde el minuto cero, no me juzgaron por lo sucedido y han sido cruciales para las noches en las que el llanto no me dejaba dormir. Pase lo que pase, van a estar a tu lado, a pesar de que siempre has tenido tus dudas al respecto.