Queridas y queridos hermanos (y hermanas) del metal: ¡Qué tiempo tan feliz este de veranito (o primavera, depende dónde vayas) cuando estás de vacaciones y piensas con emoción y nervios -y chillidos de fan- en el festival al que vas a ir este verano.

Si sois como yo –pobres- iréis a uno, o si sois como algunos de mis colegas os dejaréis el sueldo en empezar en abril con Roadburn, seguiréis por el Hellfest y acabaréis en el Wacken o en el Resurrection (o ambos sin no coinciden fechas) pasando tal vez por el BeProg, si sois flanes del progresivo –como yo-. Todo es bonito y hermoso y el aire está poblado de mariposas con hachas y pajaritos con collares de pinchos (porque si no, no sería metaaaaalrgh –léase agudo y haciendo cuernos-). Sin embargo, tal vez muchas/os de vosotras/os no os decidáis a apuntaros a un festi de este palo porque la comunidad jevi, que somos más majas/os que las pesetas, solemos dar una imagen de brutalidad que nada tiene que ver con la realidad (bueno, un poco sí, a veces). No te dejes engañar por el cartel lleno zombies, hachas y sangre. El metal mola, los conciertos suelen desatar tu adrenalina de forma que cuando acaban te quedas tan suave y relajada como después de haber cenado tu plato preferido con una buena copita de tinto. Y más si es tu grupo preferido y te sabes las canciones.

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Aquí os dejo unos consejillos útiles:

1- Olvídate de las sandalias. —Eh, pero Dani… hace muchísimo calor… —¡Que las olvides, coñe! Me lo agradecerás cuando en mitad de un concierto los 400 jevis que tienes alrededor empiecen a saltar (tú incluida/o) y no aplasten tus deditos de los pies. Vas a saltar y bailar como si el sentido del ridículo no existiera, así que hazme caso y llévate unas buenas botas.

2- No sólo te olvides de las sandalias, sino que lleves unas botas. —¡Pero hace calor y tengo estas deportivas tan monas…! —Hace dos años, durante el Resurrection Fest, cayó tal tromba de agua que servidora acabó con sus deportivas hundidas en barro hasta el tobillo y tuvo que volver a casa con las chanclas de la ducha puestas. Menos mal que fue el último día. Además te invito que a preguntes a cualquier asistente al Wacken el año pasado, ya verás que bonitas historias de catástrofes naturales.

3- Como decía otra muchacha –gracias por el consejo-, si puedes hacerte con una riñonera, hazlo, sobre todo si llevas gafas (para guardarlas en medio del clímax de headbangers) —Pero, Dani, ¿qué mierdas dices? No soy un jubilado del imserso. Llevaré mi mochila llena de parches de Bon Jovi. —MEEEEC. Error. Bon Jovi no es jevi, joder. No, en serio. No lo es. ¡Ah, sí! La mochila, ehm, no es una buena idea por dos motivos: el primero es que llevando tus cosas atrás no las tienes controladas todo el rato y en caso de robo o rotura, tardarás en enterarte y el segundo es que es menos probable que hagas daño a alguien con algo que llevas pegado a la cintura que con algo que rebota en tu espalda mientras haces headbanging como una posesa en medio de un concierto de Gojira.

4- Mete un chubasquero en la mochila. Cuando se ponga a llover y no quieras perderte el concierto de Slayer me lo agraderás. ¡No vas a sacarte el paraguas plegable ese tan mono que tu madre te regaló –por si acaso-! Es muy molesto y peligroso (otra vez, podrías hacer daño a alguien). Mi experiencia me dice, además, que los chubasqueros que venden en el propio festival suelen acabarse en cuanto caen las primeras gotas.

5- No lleves mucha ropa y mucho menos ropa bonita o que te dé pena echar a perder, te vas a ensuciar, acabarás sentada/o por el suelo cual croqueta del averno y lo lamentarás. Además, yo siempre vuelvo con una o dos camisetas de grupos que descubro o que me molan y se pueden usar en caso de emergencia textil.

6- El look pseudogótico, o jevi de pro* (que son dos cosas distintas pero se aplica a ambas) no es una buena idea. Meterse en un tumulto de gente brincado y haciendo el cafre con pulseras/cinturones/collares de pinchos puede hacer que o bien le hagas daño a alguien o bien te lo hagas tú porque te enganches en las melenas de alguna gafapasta despistada que está moviendo la melena como si no hubiera mañana en mitad del concierto de Amon Amarth. Además no quieres estropear tu chupa de cuero que te costó un ojo de la cara. Ni tus ropas molonas que –insisto- te costaron un ojo de la cara. A un festi metalero se va a hacer el cafre y acabar croquetizándote por los suelos, no a lucir palmito. Ahora bien, si de todas-todas quieres lucirlo, ten cuidado no vayas a sacarle un ojo a alguien.

7- Si haces cámping, no olvides meter unas chanclas para la ducha y si eres pudoroso/a un bañador. No hagas como mis colegas las primeras veces que acabaron compartiendo un bañador entre cinco maromos. Puagh. Cochinos.

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8- Lleva varias gomas del pelo/bandanas. La melena suelta da mucho calor. Ya sé que dije que en el caso de los pies ignoréis el calor por vuestra integridad física, pero en ese caso no os cortéis, ¡vivan las coletas! ¡Vivan!

9- Pásalo bien, disfruta de la música, haz amigos/as y sé feliz. Supongo que esto último es un consejo general.

*Sí, estos conceptos no existen, pero habéis entendido perfectamente a qué me refiero. Aclararé que no hay nada malo en ellos pero son muy poco prácticos para meterse en medio de una horda de gente.

Autor: Dani U.