Nos encantan las historias de protagonistas con curvas, con chichas, seguras de sí mismas que no tienen miedo de mostrarse como son. Nos gusta, además, que cada vez sea más común tener este tipo de protagonistas entre los diferentes tipos de cultura que consumimos, ya bien sean películas, series de tv o libros. «Estar gorda son todo ventajas», esta es la primera frase que leemos de Babia, la protagonista de Cómeme si te atreves de Daniel Ojeda (Ed. Roca Joven), una novedad de este año en literatura juvenil que seguro que os va a encantar y de la que queremos hablaros hoy.

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¿Queréis saber de qué va este libro?

Babia tiene diecisiete años, una guitarra, un gato que se llama Mousse de chocolate y unos cuantos kilos de más que el resto del mundo se empeña en recordarle. El verano toma un giro inesperado cuando Daniel Creek regresa a su vida, justo en el momento en el que ella acaba de aceptar ser la acompañante y casamentera de su prima Helena para ganar un dinero extra. Pese a las advertencias de su tía Gloria, Babia decide que solamente tendrá que pasar dos meses más aparentando y después no volverá a verles. Un inesperado giro de los acontecimientos hace que Babia, Helena y Daniel terminen trabajando en el mismo sitio durante todo el verano. Y esto hará que la amistad de Babia y Daniel cuando eran pequeños resurja y con ella todos los sentimientos que Babia trataba de esconder fingiendo que no le echaba de menos. ¿Es capaz un beso de despertar todos los recuerdos que viven en nuestros corazones?

Lo que nos gusta de Babia es que se aleja mucho de las típicas protagonistas con kilos de más -como dice la sinopsis- que están marcadas por esa característica o que su historia se mueve alrededor de ello únicamente. Personajes que son definidos únicamente por su talla y que todo lo que los rodea es dictado por su peso. ¡No es el caso! Babia está gorda, sí, pero se acepta como es y es feliz. Una de las virtudes de Cómeme si te atreves es que no asistimos al proceso en el que un personaje con sobrepeso se acepta a sí mismo, ya que es algo que está a estas alturas un poco manido.

Su historia va paralela a su cuerpo, sus kilos son una característica de quién es (como lo es su color de pelo rojo y rizado) pero también nos ayudan a definir al personaje fuerte, independiente y seguro de sí mismo que supone. Es algo muy positivo, especialmente en un libro cuyo público potencial es de literatura juvenil y dirigido a adolescentes, que personajes como ella vayan viendo la luz y abran paso a normalizar o no estigmatizar al personaje gordo solo por ser el gordo.

DIBUJO

Babia tiene su historia y, no nos malinterpretéis, no ignora los problemas que puede suponer el tener una talla grande en el instituto, tampoco seamos happyflowers. Hay un pasaje en especial que hace hincapié en cómo ella, feliz de la vida, no era consciente de que los demás la perciben así y que la llaman gorda como algo negativo. Es un fragmento muy potente que refiere a ese momento que todos hemos tenido delante del espejo donde empiezas a reconocer tú cuerpo, ese que irá contigo siempre y con el que tendrás que lidiar para bien o para mal.

“Llevaban razón, estaba gorda, pero de lo que no se había dado cuenta hasta ahora es de que no le gustaba… (…) Las inseguridades crecen como la hiedra en el más antiguo de los castillos”.

Este fragmento nos habla de esos momentos, en el pasado, donde los monstruos de la protagonista se reunían todos alrededor del espejo y cómo, desde luego, cuando crece su actitud es la de alguien que vive sus kilos con orgullo porque la han hecho ser quien es. ¡Queremos más personajes así!

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Os dejamos con una frase y os animamos a que nos comentéis si ya le habéis hincado el diente a este libro.

“Y es que ese día Babia aprendió algo: no podremos impedir que el resto de las personas nos hagan estar tristes, pero sí podemos recurrir a aquellos sabores, lugares o recuerdos que nos hacen ser felices”.