Hace unos años mi vida beauty se revolucionó con un nuevo concepto que me llevó a cambiar mi rutina de maquillaje. Descubrí el Project Pan.

Fue navegando por Instagram cual yonki deseosa de estímulos que vi el hasthag #projectpan en numerosas publicaciones. Lo peculiar de esas fotos era que no eran las típicas de swatches divinos o de paletas nuevas sobre fondos vintage casuales. Eran sombras usadas, y cuanto más gastadas se veían más likes y comentarios orgullosos se profesaban.

Investigando descubrí que el Project Pan es un movimiento/proyecto que pretende evitar la acumulación de maquillaje e intenta controlar las compras compulsivas, favoreciendo el uso de lo que ya se posee. Y es que no sé vosotras, pero yo no siendo coleccionista he llegado a acumular una jartá.

Dentro del movimiento se pueden plantear retos mensuales o anuales. Puedes proponerte finiquitar por fin ese colorete de las navidades de hace ocho años, darle caña a esa paleta que tienes prácticamente sin usar (aunque ya le tienes el ojo echado a otra que ha salido), o delinearte este mes con ese lápiz que no deja de rodar por el fondo del cajón. Lo que te venga bien es válido.

Los progresos se comparten con la comunidad en la red a través de las fotos de evolución, y se celebra el “pan”, que viene a ser tocar fondo y que se vea el aluminio del envase.

Os puedo decir que una vez dedicas un rato a ver este tipo de publicaciones te entran unas ganas locas de ponerte manos a la obra. Lo primero que hice fue sacar todo mi maquillaje llegando a cubrir una parte considerable del suelo de la habitación. Fue bastante esclarecedor.

Me di cuenta de que había adquirido paletas por encapricharme de un solo color sin hacer caso a los que lo rodeaban. Vi que mis predilectos son los tonos verdes y que el beige es el que más gasto, sin embargo estaba rodeada de marrones casi idénticos que no había tocado. Que mi gama de labiales se mueve entre rosas corales y rojos, que soy bastante comedida en lo que a mascaras de pestañas se refiere y que los iluminadores no los uso.

Hice criba y regalé muchas cosas quedándome con aquello que de verdad iba a usar, porque sinceramente tenía como para bastantes años.

Hubo otra cosa que descubrí en el proceso y que me encantó, las paletas imantadas vacias. Puedes añadir los productos que vas a usar ese mes en ellas y tenerlo todo más ordenado. Puedes comprarlas o hacerlas tu misma si eres manitas.

 

Son ideales para mono sombras pero podéis «depotar» las de vuestras paletas con cuidadito y viendo antes algún que otro video en Youtube para orientaros. Eso sí, ahí os aseguro que descubriréis la mierda de compra que hicisteis cuando pillasteis esa paleta de envase tan cuqui.  Usaréis esa sombra tizosa fuera de su adorable packaging dejando en evidencia su calidad. Os digo que después de eso no caeréis tan fácilmente en las trampas del “cuqui marketing”.

Gracias a este concepto me he vuelto más selectiva y consciente en mis compras, conozco más mis gustos y lo que verdaderamente necesito.

El Project Pan es una oportunidad estupenda para poneros al día con vuestro maquillaje y disfrutarlo. Es un soplo de aire minimalista en nuestro tocador.

 

Mariló Córdoba.