Super identificada.
Mi madre también debe sufrir un trastorno metal no diagnosticado y por supuesto no tratado. Yo también sufrí de malos tratos por mi madre y pasividad de mi padre.
Ahora tengo 28, los mismos que tú. Y me fui de casa a los 26.
Mi situación era muy limite, créeme que me reconozco en tus palabras. Mi maltrato era psicológico y a veces también físico. Tuve suerte de contar con una pareja que comprendió mi dificultad (porque como imagino será tu caso) me era muy difícil tener amistades y mucho más tener pareja por cuestiones de horario y porque nadie le caía bien a ella y hacia todo y más por boicotear mis amistades y parejas (ella tampoco tiene amigos y me tenía a mi como desahogo de su inestabilidad emocional).
El caso. Me fui con una movida súper heavy, la olla explotó y literalmente me fui con una mano delante y otra detras. Sin maleta, con lo puesto. Y con un trabajo de interina.
Una amiga me acogió en su casa, estuve con ella 3 meses, después otros 3 en casa de mis suegros y en cuanto pude, alquilé un piso con mi pareja, viviendo juntos desde entonces.
Yo tenía miedo por la relación con mis padres, porque a pesar de todo, les quiero. No sé cómo será ese aprecio en tu caso, pero asume que la relación cambiará drásticamente, un antes y un después, porque seguramente tu madre como la mía, verá tu marcha como una traición.
Mi consejo, así como hice yo, es que te refugies con un amigo, incluso, si tus relaciones con la familia son mejores que las mías, busca apoyo familiar y si puedes quédate en casa de algún tío o primo. Si no, tira de amigos. En mi caso, yo paga los gastos de la comida, luz, gas y agua. El alquiler no. Como favor de amigos. Si no tienes un amigo con esa condición búscate un piso compartido. Ahora mismo te conviene algo de poco gasto, te da igual una habitación por 200 euros al mes (depende de la zona que vivas), y ponte a trabajar cuanto antes, búscate las vueltas. Da clases online, vende cuadros si dibujas, cuida de niños, de perros, de ancianos. Lo que sea.
Lo importante es salir de ese círculo vicioso, porque yo lloré a mares el día que ya consciente de que había conseguido salir, había perdido una gran parte de mi vida atada, llena de impotencia y recuerdos agrios. Una vida que no volverá y unos años preciosos. No permitas gastar más de esos años. La vida no regresa, y tus padres seguirán ahí, lejos, pero ahí.