Eso fue lo que paso chicas. Chica conoce a chico porque se lo presenta una amiga. Chico hace ojitos y chica dice ‘estupendo, hoy pillo’. Chico y chica se beben hasta el agua de los floreros a plena solana. Chico invita a chica a refrescarse en su casa. Chica acepta. Chocho de chica empieza a calentar motores. Y se llega la fiesta…
Que según llegamos a su piso la mezcla de alcoholes me empieza a producir uno retortijones que no sabéis y muy a mi pesar tengo que parar de enrollarme con él para decirle que voy al baño. Digo muy a mi pesar porque eso de que la mierda a las chicas nos huele a rosas y tulipanes es una gran falacia, mi mierda huele a mierda con todas las letras, en mi casa se ponían los baños en cuarentena cada vez que alguien de la familia cagamos. Somos así, de mierda pestilente pero tenemos muy buen corazón.
Me pongo a cagar y aquello era un no parar como si no hubiera defecado en años. Termino, me pongo a echar lo que encontré por el baño véase desodorante en spray (que no sirve para nada), un poco de perfume (poco porque era del caro)… Inútil del todo porque era una peste terrible, dos minutos más ahí dentro y tiene que ir a rescatarme el Suma con una mascarilla de oxígeno. Muerte por inhalación de gases tóxicos.
Pues tiro de la cisterna ya dispuesta a seguir con la fiesta, encima podía haber perdido perfectamente 5 kilos en aquella labor visto lo visto, y veo que el agua sube, pero aquello no lo traga. Que tragaba un poquito pero el zurullo madre allí seguía, como un troncho, como un mástil. Me empiezo a agobiar porque entre el olor y ver allí la mierda inmóvil. Escucho que me llama y decido intentar olvidar y dejar al zurullo allí olvidado al menos hasta haber terminado la faena.
Vuelvo al salón y al rato el para y me dice que a ver de dónde viene ese olor. Pues a mi solo se me ocurre decirle que seguramente es de las cañerías que yo estuve en el baño y que ya olía fuerte. Seguimos a lo nuestro pero cada vez huele peor y claro yo me acordé del zurullo solitario, que estaba solitario pero seguía apestando igual en su soledad. El hombre se levanta y se va al baño, en cuanto abre un poco la puerta no sabéis lo que era eso.
Yo ya empecé a coger mis cosas porque me lo veía venir, el troncho solitario me iba a delatar si es que aquel hombre no se desmayaba antes por la peste. Lo escucho tirar de la cisterna una, dos, tres veces. Al rato que sale y no me dice nada, sigue tan normal sin comentar nada. Le pregunto si todo bien y me dice que sí y volvemos a lo nuestro.
Aluciflipo pero pienso pues mira qué bien. Pensé que lo mismo el zurullo radiactivo se había desintegrado en su mala peste ahí dentro. Pues un polvo magnífico después decidimos irnos a tomar el aire juntos y mientras me estoy vistiendo salta la pregunta partiéndose de risa ‘¿siempre cagas trasatlánticos?’. Creo que me he enamorado.