Mi madre nunca quiso que yo fuera a un psicólogo y empiezo a entender por qué. Ahora que vivo fuera del país y en mi empresa hay una psicóloga gratis, empecé terapia con ella. Iba jodidisima ya que de pequeña y adolescente sufrí mucho bullying, como hermana mayor parentalizada y forzada a ser madre de mis hermanos desde los 4 años, tampoco tenía paz en casa, porque se me exigía como un adulto.
Creía que el bullying era la principal causa de que tenga ansiedad y depresión desde que tengo memoria, pero al parecer mi madre ha tenido más que ver en eso de lo que crei.
Con mi psicologa descubrí que es normal que yo en el cole e instituto no supiera defenderme o poner límites, porque en casa mi madre nunca me permitió hacerlo. Cada vez que intentaba decirle que no, me montaba un pollo y dejaba de hablarme por completo. La única forma que tenía para arreglarlo era «recapacitar», pedirle perdón y decir que sí. A lo que fuera. Y al momento. Me hacía sentir tan mal con sus manipulaciones que llegó un punto en que simplemente hacía todo lo que me pedía al momento, sin rechistar. Así estuviera estudiando o por muy justificado que hubiera sido mi «no».
Hasta se jactaba de ello, llegaba a pedirme algo, y enseguida se me acercaba pegando la oreja diciendo «queeee? Algo que decir? -no -asi me gusta». O si me atrevía a intentarlo más veces me castigaba sacando algún disco o película de dvd de su carátula (la música y mis películas eran mis mayores hobbies), tiraba la carátula vacia al suelo y la pisoteaba delante de mi, haciendome creer que me los partía. Luego se calmaba, y jamás oí una disculpa. Tampoco cuando más mayor usaba ropa mía sin permiso. Que me da un poco igual si no fuera porque no la trataba muy bien. Llegó a quemarme una bata con un cigarro y me montó un pollo cuando me queje. O cuando me quejaba de que tiraba prendas mías solo porque a ella no le gustaban.
Aparte de estas cosas, no sabe comunicarse. Su forma de decir las cosas era quejarse en voz alta delante de ti de algo, y si no reaccionabas o no te dabas por aludido, ya es cuando te montaba el pollo otra vez «no me estas escuhando? Que te muevas ya», por ejemplo. No sé por qué le cuesta tanto pedir directamente. Y básicamente con todo eso llegamos a la conclusión de que nunca me defendí porque nunca me dejaron hacerlo. Me deje mangonear porque inconscientemente en casa siempre me dejaron claro que tenía que ser así. Tenía tantísimo miedo de decepcionarles que nunca tuve una etapa rebelde de adolescente.
Mi relación con mi madre no es mala ahora. Me presume mucho en público y de lo mucho que he «luchado» para superar mis traumas, pero no tiene ni idea de cuanto los empeoro. Con esas cosas y cuando le pedia ayuda con el bullying. Le pedí ir al instituto en horario de tarde para no aguantar a mis compañeros, su respuesta, «no, ellos son los que no se portan bien, no vas a huir tu porque no es tu culpa, no van a poder contigo». Y si, aguante, pero habria preferido ahora haber huido, aunque ella siempre pensase que eso habría sido de cobardes.
Según mi psicóloga, nunca acepto realmente que yo lo estaba pasando tan mal. Su único mensaje era «apañatelas». Nunca aceptó que yo no tenía las herramientas para eso.
Y ya para lo último, aclarar que yo no era una niña mala o difícil, al revés. Era muy buena y muy tranquila. Demasiado. Tal vez eso hizo que me tratara así, porque con mi hermano, que tiene muchísimo más genio desde que era un crío no ha tenido ovarios.