A ver yo te comprendo perfectamente. Miles de veces mis modales no me han permitido reaccionar como he querido y aguantar y aguantar a veces ha incrementado mi ansiedad o incluso mi ira.
Mira el primer problema, el compi de asiento, el señor elocuente. Que me da igual que sea arabe o Cayetano o del Canadá. La gente no puede meter chapas solo porque tú tienes el 3A y el otro el 3B. No es motivo suficiente. A mi personalmente, cuando la gente me da la chapa me resulta una agresion, tan invasivo como si me echaran el brazo por encima. Porque voy sentada ahí y no tengo opción. La gente debería ver si hay interés genuino en la conversación. Como no lo hacen, poco a poco voy practicando fórmulas corteses de cortar el rollo: fingir una llamada breve y hacer como que tengo que gestionar algo en ese momento, frases-cierre del tipo “pero bueno…que se le va a hacer” y volver a tu libro.
Mientras el otro te da el chaponcio, los de delante, en un alarde de soy un primate y como me apetece lo hago, se ponen a tocarse. Eso sumado a que vas acompañada de un tío, es doblemente incómodo.
Mi consejo, la próxima vez pon límites antes. Trabaja tu alerta o tu red flag. Si divides cada problema y lo frenas a tiempo, cada uno tiene una solución más asumible.
Has hecho bien en irte, dejar ahí al brasa y a los youporn. Y de decírselo al revisor también. Ojalá los echaran a medio camino del tren, así de claro.
Cuídate y mejórate y no le des tanta importancia al momento simbólico tren como abandono de mi confort. Un besazo!!