¡Hola, chicas! Iré directa al grano. (Sed buenas conmigo).
Por a o por b, no tuve mi primer novio (lío, rollo, llámalo como quieras) hasta los 26. Sí, soy una chica normal, yo tampoco sé porqué tardó tanto. El chico en cuestión, lo llamaremos David, era mi ejemplo de chico perfecto, físicamente hablando. Altísimo, fuerte, jugador de fútbol, moreno, cuerpo perfecto, mirada de infarto. Yo siempre me había considerado una chica normal. Cuando él se fijó en mí, lo primero que pensé fue que estaría interesado en alguna de mis amigas (es lo que me viene pasando desde que tengo uso de razón). Pero no. Él quería estar conmigo. Increíble, ¿no? Nunca me había imaginado que yo (chica normal más bien entrada en carnes y a quien no le gusta destacar) podría alguna vez estar con un buenorro de tal nivel. Pero sí, le gustaba yo, mi culo, mis curvas, mi cara.
El caso, ya sea por diferencias culturales, religiosas o simplemente de personalidad, discutíamos bastante. Incluso podría decir que nos caíamos mal. Yo le notaba demasiado controlador (me considero muy independiente, no me gusta sentirme atada) y me di cuenta de que siempre terminaba pidiéndole perdón yo, aunque yo no hubiera hecho nada. Yo tenía muchas ganas de descubrir y experimentar y, de hecho, él fue mi primer beso (sí, a mis 26) y mis primeras relaciones sexuales. Pero había algo que no encajaba, parte de mí se sentía presionada. De hecho, nunca llegué a confiar en él y ni mi familia ni mis amigas saben apenas nada de esto.
Un día, viendo Instagram, me encontré con un post que hablaba sobre relaciones tóxicas con parejas narcisistas o incluso maltratadores y abrí los ojos. Mi percepción sobre él cambió radicalmente y lo dejamos poco después. Digamos que dejé de seguirle el rollo, pero parte de mí tenía un poco de incertidumbre (llámalo miedo) por dejarle. Buenas noticias, me dejó él, así que perfecto. Nos despedimos en septiembre, después de unos 6 meses de conocernos, y nunca hemos vuelto a hablar.
Todo esto para deciros que sigo pensando en él. Nunca le he querido, siempre he sabido que no era para mí. Siempre estaba alerta cuando estaba con él, sintiéndome extraña porque terminaba haciendo cosas que no quería, aún pensando que era lo correcto. Lo sé que está mal fatal, pero sigo viendo sus redes sociales, para ver cómo le va. No tengo intención en volver con él, no quiero tener contacto con él (porque jugar con fuego nunca sale bien), pero hay algo en mí que sigue pensando en él, llevando su ropa, viendo las fotos antiguas.
A veces, cuando pienso que nunca más se volverá a fijar en mí, pienso en los momentos buenos que tuvimos. Pero poco después recuerdo quién es y cómo me trató y me enfado conmigo misma, porque mi salud mental y yo tenemos que ser mi prioridad.
Chicas, ¿por qué es tan difícil olvidar a este tipo de parejas?
PD: Yo era de las que pensaba FIRMEMENTE que NUNCA NUNCA podría estar con una pareja celosa y controladora y, adivinad qué, terminé en una relación así. Así que, por favor, antes de juzagar las elecciones de una persona, especialmente si se trata de abuso y manipulación, tengamos un poco de respeto.