Os cuento mi historia por si alguien ha estado en mi situación y le sirve para seguir adelante.
Mi infancia y adolescencia fueron muy complicadas. Sufrí bullying durante 9 años. Maltrato psicológico constante y sus secuelas (baja autoestima, problemas de ansiedad, depresión, trastornos alimenticios…) también sufrí acoso sexual a los 13. A esa edad estaba tan hecha polvo que pensaba hasta en suicidarme.
Pero aguanté. Aguanté muchísimo con la esperanza de que algún día cambiaran las cosas. Y amigas, sí que lo hizo.
Llegó la pubertad, me regaló unas curvas preciosas y me fue transformando poco a poco, sumado a mis esfuerzos haciendo ejercicio y comiendo mejor por recomendación de mi psicólogo. Como resultado, pasé de patito feo a cisne. Y hasta mis bullies lo notaron y me pedían a veces salir a escondidas… Un asco, como si fueran ellos los que tenían que avergonzarse de mi después de todo lo que me hicieron durante años.
Pasó el tiempo y mientras yo iba pasando de cursos en el instituto y bachiller, mis bullies cada vez se quedaron más atrás. Por falta de aptitudes, de ganas o por vagos… El caso es que mientras muchos de ellos se drogaban y malgastaban su vida, yo salí adelante. Y llegué a la universidad. Que tuve que dejarla más adelante por problemas económicos, pero ya había llegado mucho más lejos que cualquiera de ellos.
Ahora mismo tengo 24 años. Trabajo en Lisboa en un buen puesto. Tengo mi casa, mi dinero, mi ambiente positivo… Y no he tenido que pasar por encima de nadie para lograrlo.
Ellos hoy en día siguen muertos de asco en el pueblo, muchos ya siendo padres desde adolescentes con la vida echada a perder, sin trabajo o en trabajos de mierda porque no les queda otra. Yo tengo toda mi buena vida por delante.
A lo que voy es que al final el karma, la vida o como lo queráis llamar hace lo suyo. La gente mala acaba destruyéndose sola. Todos los patitos feos nos convertimos en cisnes y acabamos volando.
Y a quiénes nos jodieron y ahora matarían por una vida como la nuestra, como diría Nelson, «Ja-ja».