Pues lovers resulta que en casa somos uno más y nosotros no lo sabíamos. Nos hemos enterado este mismo verano cuando mi hijo Miguel, de 4 años, decidió presentarnos a Tito, su mejor amigo, una persona que por lo visto solo él es capaz de ver. Lo que viene siendo un amigo invisible de toda la vida.
Miguel tiene un hermano, Samu, de tiene ya 8 años y que en la vida jamás nos ha hecho pasar tanto miedo como el que estamos viviendo ahora mismo gracias a Tito. Porque si bien es cierto que Tito es buena gente, también aparece cuando menos te lo esperas y solemos enterarnos de su presencia porque Miguel se ha acostumbrado a gritar »Tiiiiiitoooo has vuelto» siempre que su nuevo amigo regresa con nosotros.
A mí se me erizan todos los pelos de mi cuerpo, mi marido dice que ni la película de ‘Los Otros’ le dio tan mal rollo como el pobre Tito. ¿Es que sabéis lo que es estar en casa tan tranquilos viendo una película y escuchar de pronto a mi hijo mirar hacia una esquina y gritar ‘¡Bien! ¡Ha llegado Tito!’ para después ponerse a hablar un buen rato con la pared.
Mi marido ha pensado seriamente en la posibilidad de mudarnos. Me ha dicho que nuestro piso es viejo y que vaya yo a saber si nos ponemos a investigar y descubrimos que el pobre de Tito fue un chaval que murió en extrañas circunstancias en nuestra casa. Brrrrrrrr si es que solo de escribirlo me subo un chumigurri por la espalda. Y yo al principio le decía que dejase de decir tonterías, que amigos imaginarios hemos tenido todos (o casi todos), pero es que si me paro a pensarlos es una situación aterradora del todo.
Mirad, sin ir más lejos, hace cosa de una semana acuesto a mi hijo y cuando voy a salir de su cuarto lo veo que se incorpora en la cama y señala hacia la puerta que va al pasillo. Le pregunto qué pasa y me dice que la cosa no va conmigo, que es que Tito no tiene sueño y anda corriendo por el pasillo y que no son horas. En mi posición, de noche, ese día que estábamos solos los dos en casa porque mi marido y el mayor no habían llegado todavía del entrenamiento, pensé ‘una de dos, o lloro aquí mismo del pavor que estoy pasando o me uno a la fiesta’. Así que me asomé al pasillo, miré de lado a lado y con ganas me puse a gritar ‘Tiiiito pasa ya para la cama que no son horas y los vecinos se van a enfadar por el ruido’. Miguel se meaba de la risa y yo os juro que nunca he pasado tanto miedo sin motivo aparente. Después de dos gritos mi hijo me informó de que ya podía parar porque Tito me había hecho caso y se había tumbado a su lado en la cama. Me acerqué a él para besarlo no sin antes preguntar en qué lado estaba Tito, por aquello de no aplastarlo. Brrrrrrrr
Samu tampoco está nada conforme, no es la primera vez que se va a sentar a la mesa y Tito está ocupando su silla pero él pasa absolutamente de todo y tiende a decirle a Miguel que su amigo no existe y que lo deje en paz. Ojo a esto porque mi marido ya no es la primera vez que le pide a Samu que no sea duro, por aquello de tener a Tito contento y no molestar a los seres invisibles. Lo sé chicas, yo también pienso que mi marido lleva meses sin dormir por culpa de todo esto.
Así que así estamos, siendo uno más, procurando no cagarnos de miedo y sin saber muy bien cuándo será el día en el que no sepamos más del pobre de Tito.