Es la primera vez que escribo en el foro. Siento que nadie me escucha y que no puedo hablar con total franqueza con nadie, así que… Allá va.
Mi novio trabaja fuera. El trabajo lo absorbe. Trabaja unas 10h diarias en la obra y vive molido.
A veces me llama diez minutos. Unas horas más tarde, tres. Y así, en total, sumamos quizás media hora de conversación suelta al día. Solo hablamos por la mañana, a partir de mediodía desaparece, en su tiempo libre se dedica a sus compañeros de trabajo y a dormir.
Sin un mensaje. Sin una llamada. Sin nada de tiempo para mí.
Cuando estamos juntos el cuento cambia y me presta más atención, pero eso es un fin de semana cada quince días.
No creo que pida tanto, pero a la vez me siento muy mal.
Solo quiero hablar con mi novio al menos una hora al día de seguido, un mensaje de buenos días y otro de buenas noches ya sería la hostia, pero a tanto no puedo aspirar. Lo hemos hablado mil veces y, al final, acaba agachando la cabeza, dándome la razón y cambiando de actitud durante un breve período de tiempo, pero siempre vuelve a su pasotismo habitual. Es su forma de ser.
El caso es que hace literalmente dos días que no sé nada de él.
No me responde las llamadas ni los mensajes y por su parte no hay señal de vida alguna.
Hace unos meses me quedé embarazada y decidimos abortar. Me apoyó. A la hora de la verdad, fue algo tan sumamente doloroso para ambos que él se refugió en sí mismo y lo viví totalmente sola.
Llevo dos semanas que tengo todo ese asunto muy reciente sin motivo aparente y siento que no se lo puedo contar por miedo a que huya otra vez. Además, tengo TLP. Estuve ingresada por cinco intentos de suicidio y llevo dos semanas en guerra constante con mi mente.
Él lo sabe.
Pero no está.
Estoy desesperada, le quiero mucho y no le quiero dejar, pero tampoco creo que me merezca una relación en la que tenga que ir mendigando atención, tenga miedo de apoyarme en él y los peores momentos los pasé sola.
Ya os digo, sé que no lo hace con maldad, es simplemente su forma de ser… y a las personas hay que quererlas como son, ¿no?
(acaba de escribirme, veremos…)