Esto que voy a contar no es algo de lo que me sienta orgullosa.
Esperaba que el tiempo fuese difuminando todo y así no tener que volver a removerlo o dar explicaciones, pero últimamente, cada vez sale más el tema y no sé cómo voy a gestionarlo.
Cuando era pequeña perdí a mi madre, murió de un accidente de tráfico fortuito y fue un golpe muy duro. Pasé a vivir con mi padre y sus padres, mis abuelos, que son los que realmente me cuidaron. No sé si porque mi padre no levantaba cabeza de la muerte de mi madre o si simplemente era un mal padre, pero él no estaba presente. Todos mis recuerdos son con mis abuelos y mi padre cada vez más distante, generalmente con la excusa del trabajo.
Yo me volví una persona arisca, no tenía ni quería tener amigos, iba sola por el colegio y me llevaba mal con todo el mundo. Tenía muy mal genio y no solía dejar que se me acercara nadie, pero cuando llegó el momento de pasar a la E.S.O, pensé que era una oportunidad para reinventarme y cambiar un poco las cosas.
Cuando empezó el curso fui amable con todo el mundo, incluso conseguí alguna amiga, pero todo el mundo estaba receloso por cómo había sido yo anteriormente y no querían saber nada de mí. Pasaron un par de años y yo me sentía sola. Veía a todos con sus grupitos, sus amigos de siempre, sus planes de verano y sus pulseras a juego, todos tenían a alguien menos yo. Así que, más o menos por tercero de la E.S.O, decidí inventarme que tenía cáncer.
Sé que es terrible y que para nada era excusa el hecho de sentirme sola. En ese entonces no sé si fue mi situación familiar, si estaba deprimida, la soledad o vete a saber qué más, pero me sentía tan mal, que me pareció la única salida.
Lo hice despacio, primero me inventé un par de visitas al médico que comenté en voz alta en clase para que lo escuchase todo el mundo, después hice campana un par de días y falsifiqué unas notas como si fueran de mi padre para justificar que había estado enferma, estuve un par de días fingiendo estar muy afectada y finalmente un día, haciendo prometer a mi amiga que no se lo contaría a nadie, le dije que tenía cáncer en uno de mis riñones, tumor de Wilms, para ser más exactos.
Mi amiga se quedó afectadísima y por supuesto, no desaprovechó la oportunidad de ser la protagonista de esta historia. Días después, empecé a notar que todo el mundo me trataba con cariño, personas que antes ni se me acercaban, ahora se interesaban por mí y me invitaban a planes. Me empecé a sentir muy querida y, aunque sabía que era porqué mi amiga lo había contado, tenía por fin la oportunidad de acercarme a la gente y demostrar que podía ser buena compañía.
Seguí manteniendo la mentira con algunas ausencias, algunos días que pedí ir al baño en medio de clase para reforzar la historia y, con diferencia lo peor que hice, dejé que corriera el rumor de que mi madre había muerto por esta misma enfermedad.
Esto fue algo accidental, alguien ataría cabos y lo empezó a comentar, llegó a mis oídos pero yo no lo desmentí, no dije nada. Una vez me lo preguntaron directamente y yo simplemente agaché la cabeza y dije que no quería hablar de eso, dando a entender que sí era así.
Os parecerá una locura, pero en esos momentos yo recuerdo ser increíblemente feliz. Cada vez que veía la oportunidad de hacer algo que respaldase mi historia, lo aprovechaba y lo convertía en coartada.
En mi casa nadie se enteró de nada, al final eso era algo que yo comentaba en el colegio y que no tenía por qué llegar a mis abuelos, y menos a mi padre. Pero por si acaso, para cubrirme las espaldas, les comenté alguna vez que había una niña en el colegio con esa enfermedad.
Sostuve la mentira mucho tiempo hasta que me sentí segura, hasta que ya se habían afianzado mis amistades y no sentí que me fueran a abandonar, entonces empecé con la mentira final: la curación.
Comenté que me iban a operar y que me iban a extirpar el tumor, que la operación era sencilla y que llevaba mucho tiempo preparándome, así que iba a ser un trámite y después de hacer quimioterapia, por fin estaría curada.
La noticia corrió como la pólvora y todo el mundo empezó a darme ánimos, incluso me hicieron una postal con dedicatorias. Escogí un día que tenía médico de verdad para decir que fue por la operación, falté unos días más, me puse un parche donde supuse que debería estar la cicatriz y volví al instituto. Todos me recibieron con mucho cariño y me pidieron detalles que yo inventé. Para darle realidad a la historia, llegué a raparme el pelo cuando se supone que estaba recibiendo quimio. En mi casa dije que era por solidaridad con la amiga que tenía la enfermedad y les pareció bien.
A partir de ahí, solo necesité mantener el verano la mentira y luego cuando volvimos al instituto dije que ya estaba completamente curada. Todo salió bien, no había víctimas, no había hecho daño a nadie y ahora tenía amigos. Con los años cada vez se hablaba menos de eso pero es una historia que todos mis compañeros de instituto conocen, muchos de ellos ahora son amigos actuales y se juntaron conmigo a raíz de eso.
Yo ni pensaba en esta historia hasta hace unos días que en una cena con unos amigos salió el tema de los hijos, yo tengo 32 años y mi pareja 33, así que no pretendíamos esperar mucho más. Una amiga comentó si nos habíamos hecho pruebas por el tema del cáncer en mi familia, mi novio me miró extrañado y yo comenté con normalidad que de pequeña había tenido un tumor, ella intervino rápido para decir que también lo tuvo mi madre y claro, que habiendo tanto antecedente, quizás había que hacer pruebas.
Aun no sé cómo salí airosa de esa conversación. Mi novio sabía que mi madre murió de un accidente de coche así que supongo que creyó que además tenía cáncer. Ahora él me insiste en que deberíamos hacernos un estudio genético a ver si hay probabilidad de heredarlo y yo no sé dónde meterme.
He pensado en confesar pero no lo veo viable. Tanto por cómo lo recibirían mis amigos como por la imagen que se generaría mi pareja de mí. Fueron demasiadas cosas durante demasiado tiempo, demasiadas visitas al médico, lo de mi madre, lo del pelo… No veo una salida que no implique que me vean como una mierda de persona, y es que realmente lo fui, pero ya hace más de 10 años y no veo justo comérmelo ahora.
Mi plan es hacernos las pruebas y decirle a mi chico la verdad, que es que estará todo bien y no hay riesgo. A partir de ahí espero poder seguir con normalidad.