He estado en los dos lados, y puedo asegurar que hay una muy muy muy grande diferencia.
He pesado 45 k (no tenía TCA) y 85k, desde luego que no es comparable.
Estando delgada me trae bastantes comentarios, sobretodo por parte de mi madre y señoras de su edad, pero ya está. Todo el mundo me hacía caso, me escuchaba, podía elegir la ropa que me gustase (no la que me cupiese), tenía varios chicos pendientes de mi (independientemente de mi estado civil). Las posibilidades de trabajo eran infinitas, estudiaba y trabajaba a la vez y nunca tuve que buscar trabajo, aparecían solos.
Se me consideraba una persona culta, interesante, atrevida, graciosa, divertida y con un punto de líder y de mala leche que no se veía mal. Me gustaba lo que veía en los ojos de la gente.
Por un problema de salud engorde al principio unos pocos k (y ya fue un infierno) y luego unos más.
Durante un tratamiento de fertilidad llegue a los 85k.Ahi como que todavía me lo «perdonaban» porque entendían la causa, pero poco.
Deje de verme bien en los ojos de la gente casi a partir de los 58-60k. Dejé de ser escuchada, atendida. Mis opiniones no eran tenidas tan en cuenta. Se cuestionaba constantemente mi valía además de mi cuerpo. Se me criticaba por como iba vestida, pero no encontraba ropa de mi talla (hace 20 años). Mi padre llegó a gritarme gorda por la calle. Llegué a sentir incluso miradas de asco por el simple hecho de dirigirme a alguien. Tooodo el mundo empezó a «preocuparse» por mi salud. Solo por las calorías que comía (no comía casi) por el colesterol y esas cosas. A nadie, familia incluida le preocupaba ni la depresión, ni los ataques de pánico, la soledad a la que fui empujada…
Por supuesto no volví a conseguir fácilmente un trabajo eventual. Pasé de ser un centro de atención a desaparecer. Invisible en la calle. Nadie te mira. Una señora más. Misoginia y gordo fobia de la mano. Si no me arreglaba, mal. Me estaba descuidando. Si me arreglaba peor, que me había creído, como si tuviera arreglo…
Y lo de comer por la calle no tiene nombre. Antes me podía comer un bocadillo gigante por la calle y no pasaba nada, ahora con comerte una galleta ya ves alguna mirada de desaprobación. Y lo mismo con cualquier cosa que cocines con ilusión y se te ocurra comentarlo. Siempre sale alguien con que si eso engorda, bla, bla, bla…
Si estás gorda, que a veces es simplemente no estar flaca, la sociedad entera no hace más que recordarte que vales de menos a nada.
Van cambiando las cosas, pero muy despacito.
Y cuando estaba delgadita, en la vida me hubiera podido imaginar todo eso. Jamás. No pensaba que me iban a hacer tanto la puñeta por un sobrepeso de 15 k. Y sigue la cosa, porque ahora que estoy adelgazando porque he descubierto algunas cosas que no debo comer (intolerancias a patadas), tengo que aguantar los continuos – Estas más delgada! Estas más guapa. No vuelvas a engordar… Todos los putos días. Mucha gente es lo primero que me dice cuando me ve.
Vuelvo a decir, que no es comparable ni un poquito.
Y podría seguir y seguir.
Así que no, no es comparable. Desde luego que alguna gente se podria coser la lengua y callarse sus comentarios de mierda. Desde luego que si estas delgada te digan que te falta un cocido y esas cosas toca las narices. Pero ya. Se queda ahí la cosa (normalmente).