Por supuesto que era especial, lo has tenido desde tu adolescencia hasta el momento de ser una adulta. Te ha acompañado de forma silenciosa en uno de los procesos más complicados del humano.
Pero su partida por desgracia, te ha llegado más pronto de lo que esperabas. Dentro de su ciclo de vida, ha vivido bien, ha sido cuidado, ha sido querido y ahora descansa.
No se te va a pasar en dos semanas, ni en tres. La pérdida de un compañero animal es igual de dura para nosotros como si fuera de un humano, solo que que unas personas se dejan sentir más y otras no.
Por ahora, la soledad y el dolor te van a acompañar, pero llegará un día que lo aceptes, y comprendas que así fue y no había más que poder hacer. Quedará sólo lo bueno.
Entonces podrás adoptar y dar hogar a otro compañero, que será diferente pero igualmente amado.