Hola chicas. Este fin de semana fui la protagonista de un espectáculo horrible y necesito contároslo.
Deciros lo primero que soy una chica gordita, no algo exageradísimo, mido 1.65 y peso 95 kilos. Siempre he sido curvy y eso jamás me ha producido ningún tipo de trauma ni de lamento, pero lo de este sábado creo que me ha marcado demasiado.
Mi pareja y yo estamos de vacaciones en otro país, y en esta época empiezan a abrirse los clásicos mercados de Navidad. Todo muy bonito e idílico. El caso es que en una de las ciudades que visitamos vimos una noria chulísima y se nos ocurrió que sería bonito montar. Sin más, hicimos la cola y cuando nos tocó nos dispusimos a subir.
Ya cuando fui a entrar en la ‘jaula’ vi que el chico que llevaba todo aquello ponía cara rara. En inglés le pregunté si había algún problema (juro que ya he ido a parques de atracciones donde me han dicho que por seguridad mejor que no monte en alguna atracción y sin problemas me he bajado). Él me dijo que no, dejó de reírse y listo.
Pues cuando todavía no había puesto en marcha el aparato lo escucho que le dice en su idioma a otro tío que estaba allí (a voces, por cierto) algo así como que no sabe si el aparato resistirá mi peso. Yo no hablo ese idioma a la perfección, pero algo entiendo, y claramente se estaba mofando de mí. Mi marido me pidió que pasara de él y me quedé callada. El tipo se sigue riendo, diciéndole al otro (repito, gritando) que va a necesitar contrapeso en el otro extremo.
Me voy calentando y antes de que le de a la palanca para poner la noria en marcha, me bajo. Encima el tío echándome la bronca por bajarme sin avisar, le dije de todo en su idioma y en el mío, y lógicamente le exigí que nos devolviera el dinero. El tipo me dice que de dinero nada, que si quiero me suba y que cierre el pico. En serio, para matarlo.
Al final lo mandé a la mierda otra vez y le dije que se quedara los míseros 12 euros que nos había cobrado. Ya me estropeó la noche y casi casi la semana de vacaciones, porque no veáis la de gente que estaba escuchando las burradas que decía y todos se medio reían.
Horrible.