ué complicado es esto de convivir hoy en día con la poquita paciencia que tenemos y el flojo aguante general.
Tras varios años de relación normal, mi chico y yo decidimos dar el paso de irnos a vivir juntos, de alquiler, para ver como iba el tema y ya si eso meternos en una hipoteca de por vida, que bien suena todo.
Encontramos una casa más o menos decente y bien ubicada y con dos habitaciones, eso era mi condición principal. Hicimos una divertida mudanza y pintamos, pero no como en las películas.
Por supuesto hicimos una fiesta de bienvenida con nuestros amigos comunes y no comunes y todo fue bastante divertido. El viernes siguiente llegué del gimnasio y estaban sus amigos en casa, pies en la mesa y cervezas en la barriga, viendo un campeonato de billar, venga no pasa nada, yo iba pensando en desnudarme y pedir una pizza, pero me quedo con las pintas del gym y me abro una cerveza y eructo con ellos.
A la mañana siguiente le dije a mi amorcito que a recoger, se hizo el perezoso y pringué yo, bah, hoy por ti mañana por mi, relax que es fin de semana y vivimos juntos. Durante las dos siguientes semanas viajé por trabajo y la casa estuvo más o menos recogida, genial esto marchaba.
El jueves tuve un mal día, hablamos por mensajes y él lo sabía, abrí la puerta de casa ya de noche y agotada, con ganas de ducha y cama, ni cena. Estaban otra vez de cachondeo, tocaba fútbol, intenté hacerme la novia abierta de mente, me metí en la habitación y los dejé solos, solo necesitaba descansar.
Hablé con él respecto a las veladas deportivas entre semana, parece que surtió efecto, pero los pies masculinos en la mesa siguen presentes los fines de semana que no tenemos planes, y sin avisar claro. A mi novio le da igual que se lo diga despacito, a voces o que ponga mala cara, ya se ríen los cabrones en mi cara y tengo dos opciones o me uno o me cabreo.
¿Esto no va a cambiar verdad chicas?