Me pasaba CADA cumpleaños. Invitaba a los 25 y venía, dos, tres…
Siempre tuve claro que no era por la niña, sino porque yo no les caía bien (he tenido la puta mala suerte de coincidir en clase con madres que en su momento siendo todas alumnas me hicieron la vida imposible).
Decidimos dejar de celebrar los cumples así. Desde entonces me llevo a cinco o seis niñas al cine, o a una ludoteca cuando eran más pequeñas… O hacemos planes madre e hija.
Otro feo he me gocé algunas veces fue que invitaran a toda la clase menos a ella (no pasaba con todas las madres, gracias a Dios había algunas normales)
Pero saben qué? Aunque el dolor no es necesario para aprender, no saben a la velocidad a la que enseña a quien lo padece. Aunque se trate de una niña de entonces 6 años. Y hay gente chunga en el mundo, cuanto antes lo interioricemos y sepamos que seremos más felices sin esa gente alrededor… pues mejor.