En mi casa hace unos años se les dio a 4 por adelgazar como si no hubiera un mañana. Empezó mi tía y a ella la siguieron mi padre, mi prima y mi tío. Eran 4 personas bastante gordas y digamos que junto conmigo éramos como la parte carnosilla de la familia.
Se pusieron muy en serio casi se picaban entre ellos. Se apuntaron al gimnasio y llevaban unas tablas en las que apuntaban quiénes perdían más cada semana. Ellos decían que era una motivación perfecta, a mí siempre me pareció muy poco sano todo eso. Ni que decir tiene que a mi me invitaron a unirme a su idea unas cuantas veces pero yo hacía oídos sordos.
Al final en cosa de año y medio mi prima bajó 25 kilos, mi tía unos 20, mi padre casi llegó a los 27 y mi tío se quedó en 15 kilos. A todos se les notaba una barbaridad el cambio y el resto de la familia los felicitaba siempre. ¿Y esto qué tiene que ver conmigo? Pues a que desde que han logrado sus objetivos el tema a hablar en cada reunión familiar es lo bien que están y lo horrible que es ser gordo. He llegado a escuchar a mi prima decir que no entendía cómo no vomitaba cada día al verse al espejo con lo horrible que estaba. Todos los comentarios son así, comparando su vida de antes con ahora, culpando de absolutamente todo a su gordura, hasta de su falta de éxito en el trabajo.
Encima el resto de la familia sigue lanzando comentarios sobre que ahora soy yo la única gordita de la familia, y a mí es que me la suda tres ser gorda. Para ellos ya soy la paria total pero es que prefieron mil veces pesar 90 kilos que vivir continuamente diciendo que antes daba puto asco y era una mierda.