Pues el título lo resume muy bien todo, pero voy a contar un poco más la historia:
Nos conocemos de la universidad, ambas estudiamos lo mismo, y al principio era una persona normal, amable y abierta. En el último curso, su madre le enchufo en un trabajo en el que por cierto exigían tener ya el título y ella aún no había acabado la carrera, pero el enchufe era muy fuerte y pues entró.
Ahí ya empezó un poco a cambiar, pero nada exagerado, seguía siendo la misma. Luego al acabar, su madre la volvió a enchufar en otro sitio distinto, y ahí ya empezó a dar muestras de clasismo, de que no quería ir a sitios más baratos (ella ganaba mucho más en este trabajo que en el anterior) y me empezó como a desprestigiar porque yo trabajaba y sigo trabajando en una tienda, y siempre andaba diciendo que a ver si me movía y buscaba algo nuevo, que si zona de confort que si tal, sin tener ni idea de lo que es mandar un currículum y que no te llamen ni para pipas. Antes de la cuarentena, su novio le enchufo en un trabajazo muy relacionado con el master que hizo, y el tema es que antes del covid y después que he quedado un par de veces nos deja en ridículo.
Antes de la pandemia por ejemplo, fuimos a otra provincia a hacer turismo, y cuando por ejemplo entrábamos a algún castillo o museo y los vigilantes nos decían algo como poner los bolsos en el escáner o dejar cosas en las taquillas les contestaba fatal, al igual que para comprar las entradas, miraba a todos los trabajadores con superioridad. Y cuando vamos a comer o cenar ya es un siguiente nivel… Lo último es que hizo llorar a una chica que debía ser novata por una tontería de la comida, la recriminamos mis amigas y yo y delante de la camarera soltó que si no quería soportar clientes que hubiera estudiado. Total, que ya optó por no quedar además que con el covid tampoco me apetece mucho, pero me da mucha pena ver en lo que se ha convertido.