Todavía me tiembla el cuerpo, de verdad de corazón.
La semana pasada iba en el metro de Madrid en la línea 1, dirección la Gavia, porque necesitaba pasarme por Ikea para comprar muebles, no sé si alguna vez os habéis montado en esa línea, pero cuando llegan las últimas paradas los vagones se vacían y no hay casi nadie.
Pues bien, yo iba leyendo mi libro, me lo echo siempre que sé que voy a hacer un trayecto largo en metro, cuando de repente empiezo a notar la presencia de un señor muy cerca de mi, de pie. Lo miro, me está sonriendo (o esa es la expresión que me dio con la mascarilla puesta), le pregunto si se puede apartar un poco, no me contesta, decido cambiarme yo de asiento y alejarme, me vuelvo a enfrascar en mi lectura, bueno, a fingirlo más bien porque tenía el corazón en la garganta y de repente noto que está otra vez a mi lado. Me pongo super tensa, no sé qué hacer y finjo que sigo leyendo sin prestarle atención, (en esta línea no hay prácticamente cobertura en ninguna parada), cuando de repente noto que me está tocando el hombro, sin mirarle le digo que pare, al ver que no lo hace levanto la cabeza de mi libro y para mi sorpresa me encuentro con que no es su mano la que está en mi hombro, es su pene erecto…
(He tenido que dejar de escribir para poder respirar a un ritmo normal)
Me puse a gritar, me levanté y me fui corriendo, un chico que estaba en otro vagón me preguntó que qué pasaba, le balbuceé la historia a medias mientras señalaba al señor, el chico esperó a que llegáramos a la siguiente parada y lo echó a patadas del tren mientras le gritaba de todo.
El chico se quedó conmigo todas las paradas que me quedaban y me acompañó hasta el centro comercial, me preguntó muchísimas veces si me compraba una tila, agua, si llamaba a la policía… Todo. Yo le dije que no, que se fuera que estaba ya mejor, pero hasta que no me dejó en la puerta de Ikea no se marchó.
Dos hombres muy distintos en un mismo tren, aún no sé hasta cuándo voy a tener pesadillas.