Después de haberles contado mi experiencia a mis amigas quería dejarlo aquí plasmado para que todas seáis conscientes de que a veces eso de sacarse espinitas del pasado no es para tanto.
Tenía yo mi crush del instituto como muchas o casi como todas con 14, 15 años. En mi caso este chico que me volvía loca era compañero de uno de mis hermanos mayores, cinco años mayor que yo. Y claro eso cuando tienes 14 es una pasada. Por aquel entonces la cosa quedó en que yo me pusiera como un tomate al cruzarme con él y a que él casi ni me mirara.
Con el paso de los años el crush se fue quedando en el olvido. Entre otras cosas le perdí la pista porque se fue a vivir a otra ciudad y las pocas veces que lo veía en mi ciudad sentía ese amorcillo de cariño del pasado pero nada más.
Hasta aquí. Resulta que el último fin de año mis amigas me convencieron para ir a una fiesta muy top de una discoteca. Lo que viene siendo pagar una pasta por codearnos con lo más pijo-chic de la ciudad. No me apetecía una mierda, pero antes eso que quedarme en casa deprimiéndome por volver a darle vueltas a mi vida a mis treinta y.
Adivinareis quien estaba en la fiesta. En cuanto lo vi con su traje y su corbata me dio un vuelco el estómago. Mis amigas en seguida se dieron cuenta y se pasaron un ratazo metiéndose conmigo. Parecía aquello que habíamos vuelto al instituto. Él con sus colegas y yo con las mías. Pasaba la noche y entre una y otra copa me lo encontré en la barra y él en seguida sacó la típica conversación de que cuánto tiempo, preguntarme por mi hermano y todo eso.
Nada fuera de lo normal pero me puse nerviosa a tope. Entre el alcohol, el subidón de la música… digamos que de ahí en adelante estuvimos venga miraditas y sonrisitas de un lado de la pista al otro. Mis amigas flipando, yo flipándome más. En una de esas fui al baño y cuando estaba a punto de entrar noté que alguien me tocaba el brazo. Ayyyyy goloso…… allí mismo empezamos a enrollarnos.
Mi niña interior de quince años me dio las gracias mil veces. Lo estaba besando a él y en mi cabeza volvían a sonar los BSB y las Spice Girls. Volvía a estar en el instituto y estaba cumpliendo mi sueño.
Creo recordar que mis amigas aplaudieron al verme, o hicieron la ola.
Al final de la noche después de echarnos unos bailes y unos buenos morreillos lo invité a tomarse la última en mi piso. Íbamos por la calle agarrados y os juro que lo volvía a ver como ese chico de 18 del que estaba locamente enamorada. Lo que hace la cabeza (y el alcohol) jajajaja.
En mi casa claro el asunto se puso caliente. Yo estaba a tope y parecía que él también. Pero una vez que nos pusimos manos a la obra, mi maravilloso crush se convirtió en un amante de lo más egoísta. Ya no solo porque se notaba a leguas que buscaba mi placer para que estuviera bien lubricada para él, sino porque no dejaba de preguntarme cuánto me gustaba él en el instituto y que si quería ser una niña mala para él.
De hecho creo que si yo me estaba imaginando con el chaval de 18, él también se estaba follando a otra yo, a la chavalilla de 14. Cringeeeeeeee
Llegó un momento del polvo que solo deseaba que todo terminase. Él no dejaba de intentar hacerme dedos que hasta llegó a lastimarme. Y yo intentaba tomar un poco las riendas pero no me dejaba. Horrible de verdad, penoso.
Nunca antes había echado a un hombre de mi cama pero con él lo hice. Después de que intentase penetrarme a lo bestia tres veces, me levanté y le dije que aquello no iba y que necesitaba descansar. Por más que me dijo que podía arreglarlo (no sé si se pensaba que yo era un motor de un coche que no arranca o algo así), le dije que me daba igual y que fin del polvo.
Si hasta me pidió mi número y me negué a dárselo. Me lo dicen hace quince años y no me lo creo. Qué rabia le he pillado a este tío, con el cariño que le tenía……