Hola amigas,
Vengo a contaros mi historia, supongo que más para desahogarme que para pedir consejo.. No es ni la más dura, ni la más triste, solo es mi historia, y ahora, supongo que hasta que todo cicatrice, duele.
Conocí a mi marido cuando tenía 18 años, y no fue una historia romántica donde el amor todo lo puede, hemos tenido que luchar mucho en estos 12 años.
Hace ya 5 anos decidimos irnos a vivir al extranjero, donde nos enamoramos más el uno del otro (o eso pensaba yo) y decidimos que era el momento de formar una familia y comprarnos una casa. Total, que nos pusimos a intentarlo, no de una manera estricta, sino que si pasaba pues era bienvenido (de esto hace ya casi dos años). Meses después de esta conversación empiezo a notar a mi marido cada vez más distante pero aún así seguía diciéndome que si que quería el niño, por lo tanto yo lo relacioné con el estrés del trabajo. Pero debido a esto y otros factores yo cada vez me sentía más y más triste, no tenía ganas de comer, no tenía ganas ni de salir de la cama.
Así que un día, decidí enfrentarle y preguntarle qué que le pasaba, que esta situación me estaba afectando, a lo que él me contestó que no sabía si me seguía queriendo y que no sabía si quería que fuese la madre de sus hijos, con tan mala pata que al día siguiente me hago un test de embarazo y da positivo, y él se refugia en que si no me hubiera dicho nada al día anterior todo sería distinto, pero que como ya lo había dicho creía que no era una buena idea tener ese hijo ahora…
Por lo menos hasta que él se aclarase. Me fui sola a España, donde tuve un aborto rápido y el apoyo de mi familia, y así el tenía tiempo para aclararse, y al parecer para aclararse necesitó a una rubia, a una morena y a una pelirroja (y las que no sabré) y casi 3 meses. Ya un día me harté y le dije que volvía a casa, que había tenido tiempo para pensar en lo que quería y que yo necesitaba recuperar mi vida. Qué si necesitaba más tiempo tendría que ser conmigo ahí.
Una vez en mi país de residencia, el ya lo tenía súper claro, que era la mujer de su vida y que me echaba mucho de menos, predecible, no? Pues más predecible es que le perdoné, a pesar de descubrir todas la venturas que fui descubriendo que había tenido durante esos 3 meses. Otra vez tocó luchar para sacar la relación adelante, y parecía que lo habíamos conseguido. Llegó la pandemia y (por favor que nadie lo interprete mal, se la gravedad del asunto) para nosotros fue como una segunda luna de miel, todo era perfecto, y estábamos en perfecta sintonía… Y en verano volvió a salir el tema de tener un hijo, y en efecto al mes siguiente yo ya estaba embarazada… Estábamos súper contentos, y seguíamos mejor que nunca…
Hasta que de repente, se acaba el sexo, y el empieza a estar más pendiente de sus cosas y a encerrarse en sí mismo. Yo cada vez estoy más nerviosa, me pone de mala leche ver la casa hecha un asco y que no ayude. Desayuno, como y ceno sola, y a pesar de vivir y trabajar los dos desde casa apenas pasamos una hora del día juntos.. ya no hay ni besos, y una vez más, vuelvo a sacar fuerzas para preguntarle qué que le pasa, y otra vez más me vuelve a decir que no está seguro que si me quiere como a su pareja romántica, que necesita tiempo para pensar. Yo estoy de 8 meses, confinada, sin poder ver a amigos y sin tener a mi familia, y ahora tengo que reconocer, que a pesar de que adoro al niño que llevo dentro de mí, la vida se me hace bola…
Siento mucho el tostonazo.