Reproducimos el texto de una lectora que nos lo envío por email:
Todo empezó hace 20 años, yo tenía 19 y el 21 y estaba embarazada y además de gemelas. Él niño único mimado a más no poder, yo venía de casi criar a mis hermanos. Aún asi tiramos para adelante con el embarazo. No fue una espera de película cada uno en casa de sus padres, estábamos estudiando aunque el empezó a trabajar x ir aportando para lo k venía….Al año de nacer las crias compramos nuestra primera casa. El primer sño de convivencia siempre es regular ycon dos bebés uffff. Empezaron nuestros problemas de pareja. Relaciones casi inexistentes, siempre tenía que iniciar yo. Empezó a despreciarme, malas contestaciones, se enfadaba y se iba de casa ( siempre se porto asi en casa de su madre).
Conmigo rara vez queria sexo pero empecé a pillarle revistas y cosas así. El nunca queria hablar del tema, se enfadaba. Nos casamos y cambiamos a una casa más grande y empezamos con problemas económicos. Las relaciones seguian puff si yo buscsba sí sino no. Empecé a notar que miraba mucho a la novia de su mejor amigo, de hecho es mi mejor amiga. Y cada vez que se quedaban n casa esa noche me buscaba. Yo siempre buscaba hablar él siempre evitó su tema tabú siempre fue el sexo y yo soy más abierta. Le recrimine todos lo que hacia a mis espaldas durante años. Se venía abajo yo perdonaba
Y al tiempo igual. Yo siempre quise tener un varón, me costó mucho quedarme embarazada x el plan de siempre pero lo conseguí. Mis hijas ya eran más mayores y el bebé fue como una inyección de energía para la familia. Como padre es muy bueno, muy cariñoso con los niños y con todo el mundo menos conmigo. A mí es como que me guarda rencor por algo aunque lo niega. A todo esto hay que ir sumando que a mis espaldas seguro que sigue viendo vídeos de sexo, masturbándose a escondidas de las cuales también pillé varias veces y problemas económicos de los que me entere mucho después. Según él esa es su via de escape a los problemas. Pudimos deshacernos de la maldita hipoteca que nos ahogaba y ya estamos mas libres económicamente.
Yo antes me enfadaba mucho x los desprecios en todos los aspectos pero ya ha llegado un punto que me da igual lo que haga. Me cambió hasta el carácter en casa, hablo sólo con mis hijos y me siento que estoy como apática, en mi trabajo soy muy alegre. Hasta mis hijos lo notan. Somos compañeros de piso que tienen hijos. Y desde que tuve que estar confinada en mi cuarto por el covid me estoy acostumbrando a dormir sola y no tengo intención de tirar más del carro. Trabajo mucho y por mis hijos lucharé siempre pero x el matrimonio no.
Compartimos todas nuestras amistades y no puedo hablarlo con nadie porque no quiero que lo miren mal. Llevo años tragando y justificándole sus salidas de tono y pataletas de niño mimado. Soy muy joven (39) para no sentirme feliz, siento que estoy desperdiciando mi vida. Lo único bueno que saco de todo esto son mis hijos.