¡Hola!
Os leo a menudo, pero esta es la primera vez que me atrevo a escribir en el foro.
Como cuento en el título, desde que empezó la pandemia, mis padres han estado muy encima de mí por el tema del Covid, sobre todo en lo referente a mi vida sexual. Siempre quieren saber adónde voy, con quién estoy y, básicamente, me han prohibido tener contacto físico con mi novio más allá de abrazarnos alejando las cabezas.
Se justifican en que él y yo no somos del mismo núcleo familiar y, por lo tanto, podría contagiarme y traerme el virus a casa; pero a mí este tema empieza a pasarme factura.
Como habréis imaginado, soy joven, 20 años, y todavía no he podido independizarme. Mi madre tiene una enfermedad del sistema inmunitario, lo que la coloca dentro del colectivo de riesgo, y mi padre es muy aprensivo, así que el ambiente está muy tenso en casa con el tema del virus. Yo soy consciente de los peligros que tiene y, de hecho, me he pasado el verano evitando situaciones que pudieran ponernos en riesgo, como ir a casas, montarme en el coche de mis amigos…, básicamente, cualquier situación que implicara un sitio cerrado y con poca ventilación o cualquier tipo de contacto físico. En algunas cosas, sí he hecho vida normal, pero siempre con mascarilla y distancia de seguridad.
Yo entiendo que la situación de mi madre requiere que lleve aun más cuidado que otras personas con este tema, sin embargo, hay ciertas cosas que pueden conmigo y aquí es donde entra en juego mi novio.
Puedo aguantar meses sin tocar a mis amigos, sin ir a sus casas y llevando siempre la mascarilla, sin embargo, se me hace muy difícil renunciar al contacto físico con mi novio.
Lo he intentado hablar con mis padres multitud de veces, pero su reacción siempre ha sido tratarme de egoísta e irresponsable. Dicen que les decepciono simplemente por plantearlo y que así son las cosas y tengo que aceptarlas. Yo ya no sé qué pensar. A veces, me han llegado a decir que, si no llevo cuidado, me arrepentiré porque, si les pasa algo, será por mi culpa.
Entiendo que me dijeran eso si quisiera salir de fiesta o llevar una vida normal, sin medidas de seguridad, pero, aunque me muera de ganas, ni siquiera lo he sugerido. Solo quiero tener una relación más o menos normal con mi novio.
Supongo que os preguntaréis por qué, si tantas ganas tengo de estar con mi novio, no he pasado de ellos y ya está. Pues bien, en mi familia, la confianza es la base de todo. Mis padres son muy transparentes y me han enseñado a serlo también. Yo nunca he mentido para irme a casa de un chico, por ejemplo, o para salir de fiesta, así que el mero hecho de hacer algo a sus espaldas me genera mucha culpabilidad y ansiedad. Tengo miedo de estropear nuestra relación. Además, también está el tema de que es algo que, en cierta parte, les afecta directamente porque siempre están los “y si”. ¿Y si mi novio me contagia? ¿Y si se lo paso a mi madre? Y, claro, todo se junta y me quedo estancada.
Normalmente, pienso que los riesgos son bajos porque mi novio es muy casero y apenas sale con gente aparte de mí. Además, también está muy concienciado y sigue las medidas oportunas. Es una persona a la que conozco de años, así que sé que puedo confiar en él.
El tema es que siento tanta presión por parte de mis padres que me bloqueo. Ellos proyectan su miedo en mí, así que me paso el día obsesionada con el virus, pensando en cómo me va a contagiar la gente de mi alrededor. Psicológicamente, es agotador.
Por suerte, mi novio ha sido muy comprensivo con el tema y no ha puesto pegas. Me ha apoyado con cada discusión que he tenido con mis padres y ha aceptado siempre mis negativas cuando nos hemos calentado y he decidido parar (todo esto sin besos ni sexo oral por el tema de fluidos). Nosotros tenemos mucha conexión intelectual y emocional, así que, por suerte, la relación no se ha visto demasiado afectada por esta situación. Sin embargo, cada vez se nos hace más difícil. Ver a tu pareja y no poder besarla hasta no sabes cuándo es deprimente. Siento que me estoy amargando. Tengo la líbido por los suelos y me paso el día con ansiedad por lo que pueda pasar.
Por otro lado, veo a la gente de mi alrededor vivir su vida tan normal, sin mascarilla cuando están con amigos y siguiendo con sus parejas como si nada, y me deprimo aun más. Mi círculo es principalmente de gente joven, entre los 20 y los 25, así que llevan cuidado, pero el justo. Ninguno tiene una situación siquiera parecida a la mía y eso que algunos tienen padres que también pertenecen al colectivo de riesgo.
Mis padres, por otro lado, también se han puesto en riesgo alguna vez aunque lo nieguen, pero nunca al nivel de lo que sería entrar en contacto con los fluidos de una persona ajena al núcleo familiar.
Me siento en un bucle sin salida y por eso quería pediros consejo sobre cómo veis esta situación, si os parece coherente o no lo que plantean mis padres, y preguntaros si habéis escuchado/ estáis viviendo alguna situación parecida.
A menudo, me pregunto hasta qué punto tiene sentido que me reprima si el riesgo es tan bajo, aunque, al mismo tiempo, tengo miedo de dar un paso en falso. Esta situación se lleva prolongando desde que salimos de la cuarentena excepto un lapsus de dos semanas en las que me dejaron quedarme en casa de mi novio a modo de “cuarentena”.
Todo esto me está afectando a mi sexualidad y, sobre todo, a mi estado de ánimo. Podría hablar mucho más de este tema, pero no quiero aburriros. En fin, siento el textaco. ¡Gracias por leerme!