Buenas chicas, éstas es la primera vez que escribo en el foro. No sé si para buscar fuerzas donde no las hay o como simple desahogo. Solo os pido comprensión, porque ya bastante mal me siento con todo lo que os voy a relatar.
Todo comienza hará año y medio, cuando por fin quedo con este chico que conocí por Tinder.
Sin expectativas y con más bien pocas ganas de citas, me pillé por él desde el minuto 1.
Carismático, gracioso, ideologicamente compatibles,… Toda una Green Flag.
El problema empezó cuando me habló de su ex, y como no, el ya manido «no puedo tener relaciones serias».
En ese momento tenía que haber cortado por lo sano, porque yo si que a la larga quería tener algo más, pero dejé de lado mis necesidades y me adapté a él.
Creo que es importante mencionar que él me saca 15 años y que vive a unos 2.500km de distancia. Por suerte viene con frecuencia por temas familiares.
Bien, como cabía de esperar, un año después nuestra relación seguía sin nombre y yo perdidamente enamorada de él.
Me aferraba a lo poco que me daba… Las salidas, las noches en hoteles, los te quiero, etc.
Pero finalmente, después de 3 meses sin verlo, un día me llama y me dice que no sabe muy bien como ha pasado, pero que a estado hablando con su ex y quiere tener una relación abierta con ella.
Os podéis imaginar el drama, 2 semanas de llamadas, preguntas sin respuesta, lloros a mares… Hasta le propuse tener una relación abierta conmigo, qué, al fin y al cabo, no se diferencia mucho de lo que ya habíamos tenido hasta el momento.
Finalmente llegó ésta semana, quedamos y me confesó que cuando empezamos, él aún estaba saliendo con ella. Que nos engañó a las 2… Y eso no es todo, también que ella sabe de mi existencia, le pasó mi perfil, hasta sabía cuándo iba a quedar conmigo…
De repente mi relación con él ya no era mía, si no que había una tercera persona que tiene potestad sobre ella…
En este punto os preguntaréis que qué hago ahí, si es evidente que eso no tiene solución y que estoy sufriendo. Pues eso mismo me pregunto yo.
Él sigue diciendo que no me quiere perder, pero que soy mayorcita para tomar mis propias decisiones. Pero no me va a dar nada… Nada de estabilidad.
Le intenté dejar y me arrepentí, estoy enganchada a él como si de una droga se tratara. Solo pensar en perderlo me vuelve loca…