Sé que es una afirmación muy impopular pero estoy bastante aburrida de la idealización de la maternidad y en mi caso que soy madre de 2 creo que puedo decir bien alto que no, mis hijos no son en absoluto lo mejor que me ha dado la vida.
Me ha costado unos años poder decirlo ya que antes, aunque lo pensaba, prefería sumarme a eso de que ser madre es lo mejor de la vida y del mundo y que no hay nada como traer niños al mundo porque son la auténtica felicidad. Pues no. Yo la verdad es que si he tenido hijos ha sido porque me ha apetecido, sí, pero también porque creo que son necesarios en la sociedad. Ahora también lo digo, comprendo perfectamente a todos aquellos que deciden no tenerlos, porque soy la primera que cree que todos en la vida pasamos de pequeños por una etapa insoportable. De hecho, nunca he sido capaz de soportar a los niños de nadie, a los míos sí y porque son mi responsabilidad, pero jamás he sido capaz de empatizar con los críos de otros.
Por lo tanto está claro que mis hijos no han sido mi mejor regalo. Los quiero muchísimo, eso por descontado, pero creo que la vida es mucho más que ser madre, y que tengo que valorarlo todo. Porque igual que me traen felicidad en muchas ocasiones también me han traído muchas preocupaciones añadidas, noches sin dormir, cansancio, gastos y más gastos y alguna que otra discusión con mi marido por temas relacionados con su educación. Todo tiene sus pros y sus contras, pero al final los niños son una parte de la familia que he creado y yo tengo la responsabilidad de educarlos para que sean personas válidas para esta sociedad. Son un pequeño diamante en bruto.
Me han tachado de fría en muchas ocasiones pero ¿sabéis qué? He llegado al punto de que me da igual, mejor ser sincera y dejar las cosas claras que no vender cosas que no son solo por quedar bien.