Me gustaría tener opiniones diferentes sobre una discusión que tuve ayer con mi pareja. Hace unos meses aprobé una oposición por la que he peleado mucho y estoy muy contenta en mi lugar de trabajo, que es un museo. Tenemos un niño de siete años, y además de darnos estabilidad, me permite conciliar mucho mejor.
Mi marido trabaja en un lugar en el que está más o menos bien, pero el sueldo y las condiciones son bastante mejorables. Yo priorizo su estabilidad mental (ha sufrido depresión en el pasado) y si está bien y trae un sueldo a casa, es suficiente. Pero mi punto de vista es diferente: vengo de una familia humilde y mis padres se han matado a trabajar para darme unos estudios. Él, por su parte, viene de un entornos en el que la prioridad es el ocio, y al tener su familia propiedades, con ganar lo suficiente para cubrir los gastos cotidianos no se ha planteado nunca nada más.
Yo no pido que comparta mi punto de vista, sólo que respete el hecho de que quiero seguir promocionando dentro de la administración pública, ganar más dinero y dar al niño la oportunidad de tener estudios y un buen futuro. También me gustaría tener una casa propia. No me siento cómoda viviendo con lo justo, sin poder hacer frente a imprevistos y comiendo mal a finales de mes. Él me dijo que lo mío es antinatural, propio de personas trepas, avariciosas y egoístas, que no vivo la vida y que tengo pensamiento poco más que fascista (ambos somos de izquierdas y su identidad política, para él, es muy importante). Yo no creo que sea compatible defender la justicia social y poder prosperar en la vida; además, me gusta mi profesión, pero en cuando hablo de mis ilusiones para el futuro le sienta fatal. ¿Algún consejo para que, al menos, respete que yo quiera mejorar laboralmente?