Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]:
Pues yo sí que entiendo a Andrea de LIDLT7
Después de las apariciones de Andrea se ha vivido un linchamiento público sobre una niña de 18 años. Cuando teníamos su edad nos creíamos mayores, pero ahora con 30 cuando veo gente de esa edad es más fácil reconocer lo niños que son todavía. Quizás el título te dé a entender que justifico su comportamiento, pero para nada es así. Andrea ya está yendo a terapia porque como la mayoría de nosotras sabe que no puedes tratar a nadie de esa forma tan abusiva. Es maltrato psicológico.
Aun así, la comprendo. Comprender no es justificar. Comprender es entender la raíz de un acto sin arrojar juicio negativo sobre el mismo. Cuándo haces esto con los demás también te permite no ser tan dura contigo misma cuando te equivocas. Durante mucho tiempo además de comprender a los demás, también los justifiqué sin darme cuenta, y me quedé donde no debía. Pero cuando solo comprendes, te permite soltar el odio que inevitablemente te sigue uniendo a la otra persona y avanzar sin esa carga.
En esta situación concreta que está viviendo Andrea me pude identificar un poco con ella, aunque no me comporté igual, y sé que por eso se me hace más fácil comprender una situación tan complicada. A mí también me fueron infiel, pero solo una vez en vez de tres. A mí también me engañaron y llegué a tener comportamientos que nunca creí que fueran a salir de mí, y pensé que menos mal que me pasó con 20 y tantos y no en plena adolescencia donde las emociones mandan por encima de todo. Leyendo sobre el tema vi que varias psicólogas señalan que una infidelidad supone un trauma para la persona que la vive, y se refieren sobre todo a ese tipo de cuernos que conllevan mentiras.
Tienes una idea sobre cómo es la persona que está a tu lado y confías plenamente en ella. Tanto, que cuando ves cosas y te dice que no es lo que ves, decides creerle y pensar que tus inseguridades te hacen ver cosas donde no las hay. Luego te enteras de que sí tenías razón, y el problema es que además de perdonar, te quedas. Te quedas y tu cuerpo, como en cualquier situación de estrés postraumático, está alerta. Tu cuerpo solo quiere mantenerte a salvo del dolor y cuando vive cosas que le recuerdan a esa experiencia, estalla. Te saca una parte que busca defenderse a toda costa para que nunca vuelvas a pasar por ello. Te ves desquiciada en situaciones del día a día porque ahora vives desde el miedo. Desconfías de ti misma porque en esas situaciones donde ha dominado el miedo después has visto que no tenías razón, y entras en un bucle en el que no distingues cuándo está hablando tu miedo y cuándo tu intuición, esa que en aquella ocasión te avisó y tú hiciste caso omiso. Así que cada vez que algo te golpea en el miedo tú vas a reaccionar como si fuese tu intuición y vas a explotar contra el causante de tanto dolor que un día no solo tuvo algo con otra persona, sino que te hizo ponerte en contra de ti misma para que no lo pillaras.
Creo que esa traición a ti es tan dolorosa que el odio hacia el otro se vuelve una bola cada vez más grande y entras en guerra contra él para que no acabe contigo, con tu voz. Por eso Andrea es una con Álvaro y otra con Sandra y con las chicas, aunque el dolor que lleve dentro es el mismo. Álvaro es como su agresor, y va a sacar uñas y dientes para que no la ataque de nuevo. El problema es que así ella se convierte en su agresora.
Así que la única solución es irte de ahí. Es tan difícil alejarse porque la única persona que te puede curar en el momento es la misma que te hace la herida cada vez más grande. Solo se puede aceptar que la herida no se puede curar de un día para otro, que tienes que retirarte y curartela tú misma junto con las personas que te quieren bien, y que el dolor va para largo pero es la única manera de que algún día deje de estar.
Cora C.