No soy extranjera, soy canaria viviendo en Madrid.
Al ser bajita, morena y entrada en carnes parezco latinoamericana.
Tengo 34 años y 0 estabilidad laboral.
Las pocas veces que he entrado en un curro de cara al público y el poco tiempo que me han dejado estar he visto que las chicas con contrato indefinido suelen ser de piel blanca y altas, mientras que las temporales somos de piel morena y bajitas.
Solo en algunas fábricas hay más chicas morenas, claro está, siempre dónde no estén a la vista de los demás.
Así que estoy viviendo el racismo de mi propia raza y en mi propio país.
Racismo no es que te insulten llamándote negra, ni que te peguen palizas unos nazis en el tren, eso no pasa casi nunca.
El racismo real está en todas partes, cada vez que te presentas a una entrevista de trabajo y te rechazan, cada vez que vas a comprar y sólo a tí te sigue el vigilante, cada vez que la gente te habla con superioridad, cómo dando por echo que por ser de piel morena vienes de la pobreza extrema.
Incluso cuándo vas con tus dos hijos por la calle y alguna señora los mira con lástima porqué claro, si son morenos seguramente serán inmigrantes y pasan hambre, y ni hablemos de las madres del colegio de mis hijos, que las únicas que me hablan son las latinoamericanas y porque de un principio se piensan que soy de su mismo país. Las de aquí la mayoría de veces ni siquiera me devuelven el saludo.
Cuándo escuchas estas quejas y estas palabras en boca de una persona extranjera puedes creer que se está victimizando, que lo que tiene que hacer es estudiar y que si no la contratan es porqué no sirve para trabajar, incluso puedes creer que lo del racismo es paranoia suya.
Pero os puedo asegurar que no.
Observad a vuestras jefas en el trabajo, cuántas de vosotras tenéis una jefa gordita? Cuántas tenéis una jefa bajita? Cuántas de vosotras tenéis una jefa de piel morena?
Y cuántas con las tres características? Ninguna!! ya os lo puedo asegurar.
Cuándo el mercado laboral está tan jodido y tú físico no es el «ideal» todo se complica todavía más. Y aún hay quién se sorprende de que no encuentre trabajo, porqué puedo pasar literalmente años buscando empleo a diario y no pasar ni una sola entrevista.
Realmente me da igual que otras personas me dirijan la palabra o no, pero cuándo lo que está en juego es mi empleo me da muchísima rabia.
No me parece justo que por unas cualidades físicas marcadas por la sociedad algunas tengamos menos facilidades que otra persona para ser contratadas.