Estoy muy preocupada, me está pasando una cosa muy rara. Todo empezó al poco de romper con mi novio. Las cosas estaban mal y conocí a un chico nuevo de mi trabajo. Quería estar segura de lo que sentía por mi compañero antes de contárselo todo a mi chico. Él notó algo y se puso más cariñoso pero me causaba como rechazo la atención , me daba rabia que se pusiera las pilas solo al final .Tuvimos una discusión muy fuerte , decidimos darnos un tiempo y que se fuera una temporada con sus padres para que yo pudiera aclararme.
Con el chico de mi trabajo todo iba genial , estaba superilusionada y me levantaba con una sonrisa porque sabía que nos íbamos a ver.Mi novio me llamaba a veces pero no quería hablar con él.Un día llegue de madrugada a casa y allí estaba, mi ex esperando .
Se lo conté todo.Se puso furioso, discutimos y se marchó dando un portazo.
No quería pasar el fin de semana en casa por si acaso se pasaba mi ex y le pedí al chico de mi trabajo si podía quedarme en su piso. Dijo que mejor ir a un hotel.Me contó un montón de excusas sobre su compañero de piso ( al que nunca había visto en todas las veces que estuve en su casa).
Todo el Sábado estuvo distante, incluso se marchó unas horas dejándome sola. Al llegar discutimos y me dijo que todo era mi culpa porque no le había avisado.Resulta que su novia había venido a verlo.Me quedé en plan WTF?
No quiso pasar la noche conmigo, me la pasé llorando . Al llegar a casa me la encontré vacía. Mi ex se había llevado todas las cosas.
Estaba el colchón sin el cabecero y las sábanas revueltas en una esquina.Mi ropa estaba encima.
Vale ,eran casi todo suyo, pero eso no se hace. Me dejó en shock.
Esa mañana al llegar a casa había visto unas sillas viejas que habían dejado al lado de los contenedores, unas de esas sillas que tienen el respaldo y el asiento de mimbre , y de madrugada, después de pasarme el día hablando con mi madre, bajé a por las sillas. Me daba muchísima vergüenza que me vieran los vecinos pero a la vez tenía un subidón de adrenalina super-fuerte.
Con la primera boqueé la puerta de entrada y con la segunda el sensor del ascensor.Las otras 2 las apilé en la esquina del fondo. Volví a por la que aseguraba la entrada y al acercarla al ascensor no me reconocí.El espejo no devolvía mi reflejo , era el reflejo de otra persona , del tipo de personas que apilan sillas viejas en un ascensor de madrugada y que saben cómo huele un bote de pepinillos lleno de cáscaras de gambas.
Me puse a colocar las sillas en el salón y me quedé mirándolas .Le daban un toque Vintage-sórdido al salón (más sórdido que vintage).
Ya en la cama ,en vez de pensar en todo lo que me había pasado ese fin de semana, no paraba de visualizar los contenedores. ¿Qué mas habrá? ¿Qué habrá en los otros contenedores de las otras calles?
Con el móvil en la mano y el WhatsApp abierto mi enfoque buscaba la esquina superior izquierda en lugar de deslizar mi dedo por la lista de contactos. ¿A qué hora pasará el camión de la basura? Eran las 4:00 …
En el trastero teníamos un carrito de supermercado que mi ex había «guardado» para subir la compra desde el garaje.Llevaba puesto un albornoz morado y un gorro de lana , todo el sigilo que me proporcionaban mis zapatillas a cuadros de viejo lo arruinaban las ruedas de carrito que giraban desacompasadas como los ojos de un camaleón mirando a dos moscas.También llevaba una de esas mascarillas que llevan los japoneses en el metro, me pareció que podría ser pertinente en el enviroment ponzoñoso que se respira en un callejón lleno de contenedores.
Doblé la esquina y allí estaban… iluminados por una farola, en la parte derecha de la calle un reflejo producido por los vertiginosos espectáculos que encerraban.
Abrí la tapa y vi… vi una caja de dron sin el dron , un bote de Red Bull lleno de colillas, vi un azulejo roto y una almóndiga , vi un gato seco y aplanado (me pareció tentador pero demasiado PRO para mi primera noche) , vi hormigas en la Sota de Bastos y una postal de Benidorm .Vi un condón usado sobre la cabeza de un calvo (era Guardiola), vi un corazón de cartulina roto por la mitad, vi mondas de patata, un bote de Betadine y un mando de Play Station. Vi el fulgor tenue de Orión en un fragmento de espejo con forma de cuchillo. Vi un taco de fotografías amarradas por una goma del pelo, vi un tanga y un peine roto , vi folios rotos y la letra me hizo temblar… cartas de amor , sinceras y tiernas , escritas por la misma que en un año tendrá en su salón gatos atados a la ventana con un cable de impresora.