Para una vez que me toca algo en un puto concurso, yo, que soy esa plasta que os etiqueta a todas en los concursos de Instagram. Nada menos que una semanita en las islas Canarias, hotelazo, viaje y todo pagado, para dos.
Llegué a casa como un meteorito, on fire, para contárselo a mi hombre, teníamos que pedir vacaciones en nuestros trabajos y llevar a las gatas a casa de mi santo hermano, porque el premio era para disfrutarlo en dos semanas.
Me veis a mí dando saltos en el sofá contándole todo a mi hombre, que mientras se bebía u a cerveza me miraba con cara de parecer estar en una película romántica de las malas. Todo era perfecto hasta que dije la fecha de la escapada.
Cambió el gesto, dejó la cerveza en la mesa y me dijo que imposible, que ese fin de semana eran las bodas de oro de sus padres y temíamos que estar para las celebraciones.
No me cayó encima un jarro de agua fría, sino el iceberg del Titanic a plomo. Solo a mí me podía pasar esto.
Aguanté como pude lo de que me importaba una mierda los años que llevaban sus padres casados, que me merecía ese premio. Respiré, como os podéis imaginar y con mi mejor voz de vendedora le sugerí si sus padres no podrían mover la fecha de la celebración y todos felices. Total, después de cincuenta años juntos que lo mismo da un día que otro.
Me llamó insensible, egoísta, retrasada y más cosas que no recuerdo porque me iba encendiendo por momentos. Que cambiara yo las fechas o no había viaje porque de ninguna manera iba a permitir que me fuera yo sola con alguien y le dejara solo en las bodas de oro de sus padres.
Llorad conmigo por favor os lo pido, iba a tener que rechazar un viaje pagado al paraíso, que yo ya me veía con el ron miel en el bar de la picona, por pasar un fin de semana con la familia de mi hombre celebrando algo que, sinceramente a estas alturas me daba un poco igual, quiero decir, si fuera otro día vale, voy y no pasa nada, que tampoco es para tanto, pero joder, mi premio, mi viaje, por algo digo yo que me había tocado.
Hablé con la empresa esta del sorteo, nada, eran fechas cerradas, claro temporada baja y hotel vacío, aprovechan para estas cosas. La única opción era que mi hombre se quedara a la fiesta de sus ladres y yo, como la peor nuera del mundo, me pasara una semana en la playita a lo grande.
Su cabreo si hiciera eso, duraría hasta nuestras bodas de oro, si es que llegábamos después de esto. Canarias, esperadme, que para la próxima, voy y me dan igual las consecuencias.