Cómo odio los regalos «envenenados»: para quedar bien y sin tener en cuenta los gustos y talla del destinatario. A mí me los hacen y me quedo con muy mal cuerpo varios días, incluso con sentido de culpabilidad, mientras mi familia sigue tan pichi pensando que han cumplido. Les digo que no me traigan nada, que «gracias» y siguen erre que erre. A mí me pasa al revés: me compran varias tallas más grande y con eso no puedo salir ni a la calle porque parezco un Baby Yoda vestido en plan cebolla. con varias capas. O al revés, varias tallas menos y me dicen lo mismo de que he engordado (y es al revés).
Diles que gracias por la ropa pero que prefieres comprártela tú, porque te han visto (trola del 15) una alergia a algún componente de las telas y te provoca urticaria y que mejor guarden el dinero para otra cosa. Y eso de que has engordado, vaya puyita, si es que no están conformes sin dar por saco para llevar la razón. Seguro que ellos han engordado un poquito después de Navidad y no sacan ese tema.