Amigas!
Siempre os leo y hoy que es el Día Mundial contra el Cáncer me gustaría invitaros a una pequeña reflexión.
Me detectaron cáncer el año pasado y todavía sigo luchando contra él. Es en días como hoy que las redes se llenan de mensajes como: día de luchadores, día de valientes, día de guerreras, día de «en los momentos de adversidad sonríe a la vida», etc… Y MIRA, NO QUIERO SONREIRLE A LA VIDA.
Está genial dar fuerzas y esperanzas a los que estamos pasando por una mierda como esta, pero no puedo dejar de sentirme mal el día que no sonrío o el día en el que solo quiero estar llorando tumbada en la cama porque siento que mi vida es una mierda y que por qué me ha tocado a mí.
Me siento fracasada por no verme guapa sin pelo, por no querer ponerme el pañuelo y salir a la calle a gritarle al mundo que se puede salir de esto. Porque amigas, se sale y NO SE SALE. Mi padre no salió y no por ello fue menos luchador o más valiente.
El otro día me sentí fatal cuando una vecina le dijo a mi madre: el cáncer se cura soriendo y siendo positivo, si eres negativo es más complicado salir de ello.
Insisto, claro que influye tu mente y tu estado de ánimo, pero parece que los enfermos de cáncer tenemos la obligación constante de luchar esta batalla que nadie nos ha pedido. Estamos en ella por obligación y unos lo afrontaremos mejor que otros, pero no por ello nos tienen que mirar con pena y mal.
Gracias por el apoyo y gracias por la gente que dona en estos días por la causa, eso es lo que de verdad se necesita y no tanto mensaje positivo que lo único que te hace es sentirte mal porque no te apetece sonreír en el día en el que te recuerdan que estás enfermo y que puedes morir.