El caso es que mi tía me invitó a pasar unos días en su casa, en la otra punta de España. Ella es viuda, sus hijos ya no viven en casa y le sobran habitaciones. Yo en los últimos tiempos he pasado por una racha muy mala de dinero, con mucho stress por diversos problemas, que afortunadamente ya se están solucionando y necesitaba desconectar. La iniciativa de invitarme fue de mi tía y yo acepté, pero le dije que lo único que me apetecía era pasear tranquilamente por la ciudad e ir algún día a la playa. Ella trabaja y tiene que madrugar mucho por la mañana, así que me dijo que me dejaría las llaves y estaría conmigo el fin de semana.
Cuando llegué a casa de mi tía, mi otra tía (su hermana) me dice que para mañana ha organizado una visita a la ciudad, cosa que no me entusiasmó ciertamente. La anfitriona me explicó que cuando me fuera por la mañana, al día siguiente, debía poner la alarma antirobo y después, debía avisar a mi otra tía para que nos encontrásemos en cierto sitio. Yo les dije que no pensaba madrugar y que llegaría a media mañana. Lo que me apetecía en realidad era irme temprano y pasear un rato yo sola a mi aire.
Craso error. Lo que no sabía es que, al activar la alarma, mi tía recibía una notificación en una app del móvil. Así que al salir avisó a su hermana y, al yo llegar a andén de la estación donde habíamos quedado, estaba esperándome allí, en el mismo andén. Después hubo reproches por esto.
Para el día siguiente, les había dicho que me apetecía ir a una playa concreta. Me dijeron que no podía ser, pero me ofrecieron otra que no estaba mal y acepté, la otra tía llama y ofrece cambiar plan a otra cosa totalmente distinta, de montaña, y, aunque me fastidía, acepto por no liarla. Cuando llegamos al punto de encuentro con los otros tíos, van y cambian el plan, ahora la comida va a ser en su casa Yo me pongo de mal humor pido ir a una terraza a comer como estaba previsto. No puede ser porque ya está la comida preparada e incluso han dejado la mesa con el mantel puesto.
Vamos al sitio en cuestión, a ver un monumento muy turístico, y lógicamente se necesita entrada y cita previa, cosa que no habían previsto. “Pues antes no era así”. Después de muchos kilómetros lo vemos por fuera y pa casa a comer. Después de comer, la anfitriona propone un nuevo plan que no me apetece nada. “Es que yo quería ir a la playa”, digo. Mi tía da un manotazo con mala leche y dice: “pues venga, a la playa”.. Yo le digo que mejor que no. Mi tía dice “si lo que quiere es estar sola”. Nos despedimos, los tíos disgustados conmigo.
Voy con mi tía a la casa, para ponerme el bikini, y salimos para la playa. Cuando llegamos una vez que pongo la toalla en la arena, a las cuatro y media de la tarde, me dice que solamente vamos a estar una hora en la playa. ¿Solamente una hora? ¿Por qué? Porque es el primer día, y el primer día solamente puedes estar una hora. Y porque ha dejado el coche en un parking que es gratuito la primera hora, después cobran un euro por cada hora extra. Vamos, un pastizal. Ahí ya me amargo. De camino a casa le digo que me deje en un sitio y que ya vuelvo yo sola a casa dando un paseo.
Se pilla el rebote padre y llama a mi madre que soy muy mala sobrina y muy desagradecida. Al día siguiente cuando mi madre me lo dice, recojo mis cosas y me vuelvo a casa con la excusa de una emergencia en casa. Ahora no paran de llamarme que si la emergencia se ha solucionado, que vuelva, que estaban entretenidos conmigo, nunca más.