Una de esas mujeres que rompen barreras. La ilusión por un sueño y una decisión que tenía clara desde muy joven, hacen de Valentina Sampaio, un modelo a seguir para muchas personas.

Y nunca mejor dicho, porque esta joven modelo brasileña, viene pisando fuerte y rompiendo moldes. ¿Queréis conocer su historia?.

Valentina, nació en Brasil, en un pueblo pesquero. Con tan sólo 8 años, un psicólogo la identificó como transgénero, pero hasta los doce años no se llamó a si misma como Valentina. Con 16 años, hizo su primera incursión en el mundo de la moda, donde fue descubierta por un maquillador, el cual,  la inscribió en una agencia de modelos.

Se hizo conocida mundialmente en la primavera de 2017, al ser la primera mujer trans en aparecer en la portada de Vogue Paris, conquistando más tarde Brasil y Alemania.

En 2019, pasó a la historia como la primera modelo trans en convertirse en una de los ángeles de Victoria´s Secret.  Valentina conoce muy bien las situaciones que por desgracia, su identidad sexual, hacen que se vea condicionada. En palabras de la modelo, que publicó en Instagram:  «Nos enfentramos a los insultos, las reacciones de miedo y violencia física por el simple hecho de existir».

 

Y es que, este viaje no ha sido un camino de rosas. No es sencillo abrirse un hueco en el mundo de la moda. Sin embargo, todo su esfuerzo y lucha,  le ha regalado cumplir un sueño: aparecer en la edición de trajes de baño de Sports Illustrated, siendo además, la primera modelo trans en ocupar un lugar en esta publicación.

La propia Valentina, defiende que la industria de la moda, es un instreumento que sirve para promover la diversidad, es un espacio de fluidez y la belleza evoluciona de forma constante.

Es un hecho, que poco a poco esa barrera llamada «normatividad», se va resquebrajando y dando paso a esa diversidad identitaria y corporal que nuestra sociedad grita desde cualquier rincón. Las capacidades y belleza de las personas no las determina ningún canón. La belleza está en los ojos de quien sabe mirar más allá. Un tópico, si. Y una gran verdad.

Esas diferencias que muchas veces aborrecemos, son precisamente las que nos hacen únicos y especiales. Eso no lo olvidemos nunca. Que nadie nos diga que no podemos por ser diferentes, por miedo o desconocimiento. Sigamos haciendo del mundo un sitio precioso.