Hay muchas razones para crear tu crema facial en casa. No solo conocerás de primera mano los ingredientes del potingue, sino que también estarás evitando dar dinero a marcas que han experimentado con animales (aunque por suerte cada vez son menos). Por si esto fuese poco, también te saldrá más barato, ya que los ingredientes suelen durar mucho tiempo y tienen otros usos como el cuidado del pelo o del cuerpo. ¿Te animas a hacer tu hidratante en casa?

Paso 1: conocer las necesidades de tu piel

Es importante conocer las características de nuestra piel porque si no podríamos acabar tirando dinero y tiempo haciendo una crema que no concuerda con nuestras necesidades.

  • Pieles grasas y mixtas con o sin acné

Este es mi caso, tengo la piel grasa nivel “brillo como una bombilla” y con granos sobre todo en la frente. Por eso es básico buscar ingredientes que no taponen la piel, concretamente aceites ya que serán la clave de nuestra receta. ¿Qué? ¿Aceites? ¿Pero si tengo la piel grasa eso no me la engrasará más? Pues no tiene por qué, hay muchos aceites que no obstruyen los poros ni favorecen la formación de grasa y la aparición de acné y puntos negros, por eso debemos buscar aceites no comedogénicos.

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Para más información sobre aceites no comedogénicos visitad la página BioSakure.
  • Pieles secas

Si tu piel es seca necesitarás un aceite con mayor potencial nutritivo, es decir, que retenga la humedad en la piel con mayor eficacia y repare los daños producidos por la sequedad, y por suerte podrás despreocuparte un poco más de si es o no comedogénico.

A la hora de escoger un aceite las mejores opciones son el de aguacate, el de germen de trigo, el de coco y la manteca de karité. Si hablamos de aceites esenciales, que se diferencian de los aceites vegetales en que son mucho más concentrados y requieren menor cantidad, los mejores son el de lavanda, el de argán, el de jazmín y el de neroli.

  • Pieles sensibles

Las pieles sensibles no toleran todos los ingredientes igual, por eso es necesario prestar más atención y buscar una composición más suave pero igualmente nutritiva. Los aceites para pieles sensibles son especialmente regeneradores y lo que los hace más especiales es su habilidad para calmar y reducir la inflamación de la piel.

Los mejores aceites para una piel sensible son el de caléndula, el de almendras dulces, el de onagra y el de sésamo. Los aceites esenciales ideales serían el de rosa mosqueta, el de lavanda, el de manzanilla, el de jazmín y el de siempreviva.

  • Pieles maduras

Los aceites para pieles maduras aportan un extra de hidratación y favorecen la elasticidad de la piel para evitar la aparición de arrugas. Personalmente creo que las líneas de expresión son, como su nombre indica, una preciosa señal de que hemos sonreído y vivido mucho, pero para gustos los colores y los aceites.

Si quieres evitar el envejecimiento de la piel tus aliados serán el aceite de germen de trigo, el de onagra y el de borraja, mientras que los mejores aceites esenciales son el de argán, el de rosa mosqueta, el de lavanda, el de mirra, el de rosa y el de siempreviva.

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Paso número 2: conseguir los ingredientes

Con el boom de los productos naturales podrás encontrar cualquier aceite en el herbolario de tu barrio, pero normalmente son más caros que el seguro del coche fantástico. Por el tema precio prefiero comprarlos en Amazon o en Iherb, especialmente en esta última página ya que tiene una enorme variedad de productos naturales.

Con los ingredientes que os voy a dar vamos a llenar un tarro de 300 ml aproximadamente. Lo que yo hago es guardarlo en la nevera y voy rellenando un tarro de 50 ml a medida que se va acabando.

Por otro lado, os recomiendo algunos ingredientes pero luego podéis improvisar y crear vuestras propias recetas. Lo único que tenéis que mantener sí o sí es el aloe vera y la cera de abeja ya que es lo que da consistencia a la mezcla.

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  • Pieles grasas

– 240 gramos de aloe vera puro en gel. Es importante que sea en gel porque sino la consistencia de la crema va a ser líquida en vez de cremosa.

– 21 gramos de cera de abeja. Podéis comprarla en pepitas o en tabletas, pero aseguraos de que pone que es apta para productos cosméticos y no solo para velas.

– 60 gramos de manteca de karité. Este es el aceite “duro”, es decir, que solidifica a temperatura ambiente y fría. Si cambiáis este ingrediente por otro aseguraos de que también tiene esa característica, como por ejemplo el aceite de coco (aunque a mí me saca granos, pero cada piel es un mundo).

– 60 ml de aceite vegetal. Yo utilicé 20 ml de aceite de almendras dulces, 20 ml de aceite de semilla de uva y 20 ml de aceite de jojoba. Podéis hacer las combinaciones que queráis o usar solo un aceite, va a gustos.

– 10 gotas de aceite de árbol de té. Lo mismo os digo, podéis utilizar el aceite esencial que más os guste.

  • Pieles secas

– 240 gramos de aloe vera puro en gel.

– 21 gramos de cera de abeja apta para cosméticos.

– 60 gramos de aceite de coco. Vuelvo a decir lo mismo, si cambiáis este aceite por otro aseguraos de que es un aceite “duro”.

– 60 ml de aceite vegetal. Es el momento de echarle imaginación. Podéis usar un solo aceite vegetal o mezclar varios. Recordad, los aceites vegetales para pieles secas son el de aguacate y el de germen de trigo.

– 10 gotas de aceite esencial. Como os dije antes, los más recomendados para vuestro tipo de piel son el de lavanda, el de jazmín, el de argán y el de neroli. Podéis usar el que más os guste.

  • Pieles sensibles

– 240 gramos de aloe vera puro en gel.

– 21 gramos de cera de abeja apta para cosméticos.

– 60 gramos de aceite de coco o de manteca de karité. Ambos son muy nutritivos. Recordad que este aceite tiene que ser “duro”, es decir, de los que se vuelven solidos a temperatura ambiente o fría.

– 60 ml de aceite vegetal, como el de caléndula, el de almendras dulces, el de onagra y el de sésamo. Podéis combinarlos a vuestro gusto, pero personalmente prefiero el de la caléndula ya que es calmante.

– 10 gotas de aceite esencial, como por ejemplo de rosa mosqueta, lavanda, manzanillajazmín. Mi favorito es el de rosa mosqueta por su poder regenerador y calmante.

  • Pieles maduras

– 240 gramos de aloe vera puro en gel.

– 21 gramos de cera de abeja apta para cosméticos.

– 60 gramos de aceite de coco (por lo que he leído y oído es el que más suele gustar para prevenir arrugas e hidratar la piel madura). Y repitiéndome como el ajo por si acaso no lo habéis leído antes, si escogéis otro aceite fijáos en que sea un aceite “duro”.

– 60 ml de aceite vegetal. Podéis usar un único aceite o mezclar varios, como por ejemplo el aceite de germen de trigo, el de onagra o el de borraja.

– 10 gotas de aceite esencial, como el de rosa mosqueta, el de argan, el de lavanda, el de mirra o el de rosa. Los más fáciles de encontrar (y más efectivos, desde mi punto de vista) son el de rosa mosqueta y el de lavanda.

Paso número 3: preparar la receta

El primer paso es derretir la cera de abeja y el aceite “duro” junto con el aceite vegetal. Podéis hacerlo al baño María o en una máquina para fundir chocolate/queso (pero limpiadla bien, no me seáis guarros).

paso 1

Cuando os duela la mano de darle vueltas a la mezcla y todo este líquido debéis apartarlo del calor, colocarlo en un vaso mezclador y dejarlo reposar hasta que esté medio sólido (no tan duro como una vela pero nada líquido). Esto va a tardar (si usáis manteca de karité os tocará esperar más o menos media hora o cuarenta y cinco minutos, y si usáis aceite de coco tardará entre una hora y una hora y media), pero es la parte más importante. Si está caliente no se formará una crema.

PASO 2

Si tenéis una batidora de vaso podéis verter la mezcla directamente en el vaso de la máquina, si tenéis una batidora de mano (la minipimer de toda la vida de dios) echad la mezcla en un vaso mezclador, y si sois como yo de cutres y tenéis una picadora, también la podéis usar echando la mezcla líquida ahí para que solidifique. No sé cómo quedará la mezcla usando una batidora de varillas, pero si eres valiente y quieres probar adelante. Eso sí, NO LO MEZCLÉIS A MANO.

Cuando la mezcla ya esté espesa y sólida (la textura será como la de un bálsamo labial), mezclad en un vaso aparte el aloe vera y las gotas de aceite esencial. Enciende la batidora, dale caña a la maraca y vierte lentamente la mezcla transparente de aloe vera y aceite esencial en la mezcla aceitosa de la batidora mientras sigues batiendo. ¿Por qué así? Pues para que poco a poco vaya cogiendo textura cremosa.

PASO 3
Dependiendo de los ingredientes la textura cambiará, a mi por ejemplo me quedó más amarillenta y con textura aceitosa en vez de cremosa porque usé manteca de karité.

¡Y ya está! Ahora podéis presumir delante de vuestros amigos de la maravillosa crema que habéis hecho con vuestras propias manos. Los señores de Nivea os envidian y con razón.

Las imágenes de la receta están sacadas del blog Say Not Sweet Anne, donde viene explicada en inglés y con otros ingredientes. Podéis echarle un vistazo ya que en la sección de comentarios resuelve muchas dudas.

Consideraciones a tener en cuenta

  • ¿Qué hacer si los ingredientes no se mezclan del todo?

– Con una cuchara remueve bien el fondo del vaso para que los ingredientes aceitosos no se queden abajo.

– Añade la mezcla transparente de aloe vera y aceite esencial muuuuuuuuy despacio.

– Los ingredientes deben estar a temperatura ambiente, pero si la crema no tiene una textura homogénea guarda el vaso mezclador en la nevera unos quince minutos y vuelve a intentarlo otra vez.

– Si nada de esto funciona y los ingredientes no se llegan a mezclar bien no pasa nada. La crema va a funcionar igual, aunque no parezca tan bonita.

  • ¿Puedo echar colorante o esencia perfumada a la mezcla?

Si te hace ilusión puedes intentarlo. Yo, personalmente, la dejaría tal y como está, pero hay personas a las que el olor del árbol del té (por ejemplo) les parece muy fuerte.

  • ¿Por qué no puedo sustituir el aloe vera en gel ni la cera de abeja?

Porque son los ingredientes que dan verdadera consistencia cremosa a la mezcla, además de sus propiedades hidratantes.

  • ¿Cuándo caduca la crema?

Al ser natural y no tener ningún conservante, no debemos dejarla en el cajón del baño años y años esperando que se conserve como la Nivea del tarro azul. La clave es guardar el envase grande en la nevera, ya que bien aislado y a temperatura fría puede durar perfectamente hasta que la acabemos. Eso sí, el bote pequeño que guardaremos fuera de la nevera tiene una caducidad de entre 3 y 6 meses.

Si no queréis andar guardando un tarro en la nevera podéis utilizar menos ingredientes calculando las proporciones, pero en mi opinión es más cómodo así porque os ahorráis tener que hacer la mezcla cada vez que se os acabe la crema.

  • ¿Cuándo usarla?

Esto ya es a gusto de cada uno, pero yo recomiendo usarla a diario antes de dormir, ya que al tener una ligera textura aceitosa puede ser incómodo llevarla durante el día.

  • ¿De verdad funciona o es como el timo de la estampita?

Para mí esta crema es un milagro. No me salen brillos, me levanto con la cara matificada pero luminosa, y no solo no me han salido granos sino que se han secado los que tenía. Aun así cada piel es un mundo y lo que para unos es la panacea para otros es mierda en tarro.

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Si os animáis a hacer vuestra crema podéis subir una foto a Instagram y etiquetarnos o usar el hashtag de #WeLoversize contando como os ha ido. Nos hará mucha ilusión.