Las que parecéis más jóvenes de lo que realmente sois sabéis como yo que, pese a tener sus ventajas, en general una se ve abocada a pasar por más de una situación incómoda y a sufrir unos cuantos malentendidos. Porque sí, aparentar treinta con cuarenta seguro que está muy bien, pero cuando te toman por una adolescente la cosa cambia.

     1. Tienes que ir siempre con el DNI en la mano

Y más te vale que no se te olvide llevarlo. Lo tienes asumido, cada vez que intentas entrar en una discoteca o pedir alcohol en un bar el portero/camarero te va a mirar con gesto de desconfianza antes de pedirte que le enseñes el DNI. Tú, que llevas ya unos cuantos añitos siendo mayor de edad se lo enseñas de mal humor e intentando mantener la dignidad. Su cara de sorpresa al ver tu año de nacimiento no ayuda. Lo mismo para las fumadoras comprando tabaco.

  1. Las señoras te miran mal por ir “maquillada y vestida de adulta”.

O al menos asumo que es por eso (oye que igual es su cara habitual, qué se yo). Cuando te ven bajar en el autobús con tu pintalabios rojo y tu modelito casi puedes oir sus pensamientos mientras te recorren con la mirada, horrorizadas por la juventud de hoy en día “¿Cómo las dejarán salir así los padres?”.

  1. Cuando entras y sales de casa de tus padres los vecinos te preguntan por el cole

“¿Qué tal el colegio?” y ¿”en qué curso estás ya?” son preguntas que no fallan cuando te los encuentras en el ascensor o en el portal. Que yo entiendo que la gente tiene vidas muy atareadas para retener información que no les importa, pero creo yo que podrían acordarse de que llevo cinco años diciéndoles que voy a la universidad.

  1. Los adolescentes intentan ligar contigo.

Y no me refiero a chicos de dieciocho o diecinueve no, me refiero a chiquillos a los que si les siguieses el royo sus padres tendrían que llamar a los servicios sociales. No sé que es más incómodo, si cuando te acosa un viejo verde de la edad de tu abuelo o cuando se te acerca un chaval de catorce o quince años creyendo que tienes su edad. Mira niño, gracias porque debo de tener un cutis estupendo, pero a) me gustan un pelín más creciditos y b) no quiero ir a la cárcel.

Así les ves tú
Y así te sientes
  1. Las dependientas de las tiendas no te toman en serio

¿Qué hace una mocosa como tú comprando americanas en Zara? Anda anda, vete al Bershka a comprarte un top. No te lo dicen con los labios, pero tú sabes que lo están pensando por la forma en que se sonríen cuando les preguntas si lo tienen en tu talla o cuando asumen que no es para ti. Lo peor es cuando la dependienta en cuestión tiene toda la pinta DE SER MÁS JOVEN QUE TÚ.

  1. Bueno, quien dice dependientas dice….cualquiera

Cuando vas al cine a ver una película “seria”, en los restaurantes, en las librerías cuando compras un libro denso, en la peluquería, en las entrevistas de trabajo… no sé por qué será, pero parece que a todo el mundo le hace gracia ver a “niños” haciendo cosas de mayores.

Oi que cosita más monaaaaaaa
  1. Todo el mundo asume que eres una niña cuando respondes al teléfono.

Prefiero no hablar de este tema. Puede que tenga un trauma (“¿Están tus padres en casa?”)

  1. Cuando ligas con adultos son de los que van buscando lolitas

Conoces a un tipo que parece normal, algo más mayor que tú, pero no pasa nada (los chicos tardan más en madurar, dicen). Empezáis a hablar y al rato te pregunta por tu edad. Puedes ver la decepción en su expresión y tus sospechas se confirman cuando te dice “ah, te echaba menos” y su interés desaparece rápidamente. No pasa nada, porque el tuyo se ha volatilizado. Pero…EW. ¿Cuántos menos dices que me echabas exactamente? Déjalo. Prefiero no saberlo.

9. Nunca eres sexy, siempre «mona»

Tienes que asumirlo. Por más que te esfuerces en tus intentos de parecer una femme fatal no vas a conseguir transmitir lo mismo que Sharon Stone, (que tiene las piernas de metro y medio, ¡eso es trampa!). Te arreglas, te pones ese conjunto que tu crees que es matador y sales de tu casa tan feliz (por que sí, te arreglas para tí y tú te ves divina) hasta que llega tu amiga y te suelta «¡Ay que mona vas!». Mona no, joder, YO QUIERO SER MICHELLE PFEIFER EN CATWOMAN. UNA DEVORA-HOMBRES. Aunque la cosa se haya quedado más bien en «el dulce gatito».

Foto de portada de: Wayne Dery