Creo que no existe en esta tierra dicho que me toque más las narices que ese de ‘una mujer de verdad es puta en la cama y señorita en sociedad’.

¡¿PERDONA?!

 

Lo peor de todo es que lo he escuchado en boca de toda clase de personas: de hombres con y sin pareja, de abuelas en medio del bingo, de señoras que lo dicen de sí mismas llenas de orgullo y de chavales y chavalas que no llegan al medio metro y no saben ni qué significan sus palabras.

Cada una puede ser lo que le salga de su santo higo, señora en la cama y en la calle, puta en la cama y en la calle y todo al revés, a la inversa y viceversa.

A mí lo que me mata es que repitamos cosas como loros sin pensar en lo que decimos, ¿qué mierdas es eso de ‘una mujer de verdad’? ¿Qué narices es eso de tener que elegir entre ser puta o ser señora? ¿Por qué dependiendo de donde estés y con quién estés tienes que ser una cosa o la otra?

Por favor, dejemos ya de una santa vez de extender este tipo de frases de nuestra maravillosa ‘sabiduría popular’ como si fueran verdades absolutas, empecemos a reflexionar un poquito sobre qué son esas cosas en forma de palabras que expulsamos por la boca, ayudémonos a nosotras mismas y no nos lapidemos por repetir cosas que ni pensamos, ni hacemos, ni queremos.

Me enerva tanto que rememos en nuestra contra por no pararnos a pensar un par de segundos…

Sed señoras, sed putas, sed monjas o sed unicornios, sed lo que os salga de los ovarios, pero sed vosotras mismas, por favor.

No os comportéis de una forma o de otra por culpa o gracias a terceros, no hagáis cosas que no queréis hacer por agradar a otros, no os creáis mujeres más de verdad o menos de verdad por lo que digan, por lo que juzguen, por lo que piensen.

Todas somos mujeres, todas somos válidas y todas tenemos derecho a comportamos como queramos, cuando queramos y donde queramos.