La idea de este día no era hacer fotos para mi, sino para nuestro fantástico curvy boy. Pero una vez puestos al tajo salió el sol y aprovechamos una de esas luces que hacen que las fotos salgan bonitas sin mucha planificación previa. El vestido lo compré en Barcelona en septiembre y ahora que me he puesto a hacer memoria con Rebeca nos hemos dado cuenta de que esa fue nuestra última compra fructífera en Primark hasta la fecha (sin contar Londres, claro). ¿Qué está pasando con Primark en España?
En teoría están en plena expansión, abriendo establecimientos como churros y ampliando los centros que se quedan obsoletos (como el de Plenilunio, el primer Primark de España que cambia de local dentro del centro comercial para mejorar sus instalaciones), sin embargo cada vez es más difícil encontrar cosas monas entre las montañas de pijamas y chándals. La cosa se pone más deprimente aún si te paras a comparar con nuestros vecinos británicos, entonces ya te dan ganas de fustigarte, pero hoy nos centraremos en la progresiva decadencia de estas tiendas dentro de nuestro país: cada vez hay más pero son peores.
No sé vosotras pero yo recuerdo entrar en Primark allá por el año 2010 y que mis ojos hicieran chiribitas. No sabías dónde mirar entre tanto vestido vintage, encajes y estampados preciosos. De hecho, los vestidos más bonitos que tengo de la marca son los que compré en los primeros meses que la visité y los guardo como oro en paño. Tenían un rollo mucho más marcado, eran más atrevidos, eran tendencia. Lo mismo con los complementos y me atrevo a decir que hasta con la ropa interior.
En mis últimas visitas (a La Gavia, Parque Corredor, Plenilunio o hasta el de As Cancelas en Santiago de Compostela) me limité a reponer ropa interior básica por necesidad y picar con algún cinturón o vestido básico para el día a día. Llevo meses sin ver absolutamente nada que me llame realmente la atención o que provoque el verdadero efecto Primark de ‘Dios mío, no me creo que esto tan bonito me quede tan bien y cueste tan poco’. Paseas entre hileras de ropa desordenada que no te dice nada y pierdes poco a poco la esperanza. Muchas veces, cuando encuentro una prenda que me gusta, es la única que queda en toda la tienda y por supuesto en una talla que no es la mía. Eso me hace pensar que o:
1. De lo bonito traen poco, porque no arriesgan.
2. Lo bonito es lo primero que desaparece.
3. España sigue siendo por mayoría el país de las botas blancas, los vaqueros mal desteñidos y la ropa deportiva casual.
Pero yo siempre he sido persona de fe (siempre positivo, nunca negativo), y si en el país hay crisis ¿porqué no va a haberla en Primark?. Pero de la crisis se sale, y yo confío en el gigante irlandés para hacerme feliz como en los viejos tiempos y darme alegrías como las de este post. Vestido usado hasta la extenuación y mocasines cómodos y maravillosos que van con todo. ¿Notáis vosotras este cambio?
Vestido: Primark Cazadora: Forever 21 +
Zapatos: Primark Bolso: Zara
Anillo: regalito de Reyes
