1. Si te va bien de cintura, te quedará grande de cadera y viceversa, esa es la ley. Encontrar un pantalón que te quede perfecto es toda una odisea y el día que te haces con ellos te los compras en todos los colores y modelos que han fabricado hasta la fecha.
2. Las fajas son tus mejores amigas. Es inconcebible salir a la calle con un vestido semi apretado sin embutir tu pandero en un buen Spanx. No faja, no party.
3. El 90% de las prendas de tu armario contienen lycra. Gracias a ella puedes caminar y hasta correr. Puedes respirar como una persona normal llevando pantalones y aunque PUEDE PASAR, es más complicado que se rompa el pantalón cuando te agachas a atarte los cordones.
4. Los vestidos se te suben por detrás. Vas caminando tan ricamente hasta que notas algo que te roza la espalda y te das cuenta de que llevas caminando durante 700 metros con el culo al aire.
5. Intentar llevarte de estrangis en las tiendas la parte de abajo del bikini más grande que la de arriba. Y es que todavía no entiendo porqué es tan complicado que las tiendas no te dejen comprar bikinis por separado, ¿no puedo tener el culo gordo y las tetas pequeñas?.
6. Las sillas de plástico de los bares, los columpios de los parques y los shorts no están hechos para ti.
7. Si llueve, tendrás que decidir qué parte de tu cuerpo se moja: o tu culo, o todo lo demás.
8. Tienes el doble de cinturones que una persona normal y no es coleccionismo. De hecho, la mayoría ni siquiera son bonitos pero sin ellos podrían confundirte con Lori Money.
9. La moda de los pantalones boyfriend te parece un chiste. Tú te los pones y te quedan normales de culo y acampanados por abajo. A no ser que tu novio sea un payaso, es difícil creer que se los hayas robado a él.
10. Los animales se duermen encima. Bueno, en realidad no sé si esto es muy habitual pero TENÍA que poner este gif.
11. Todo el mundo te propone que te disfraces de Kim Kardashian por Carnaval.
12. Atravesar la fila del cine/teatro para ir al baño equivale a darle con una cacha en la cara a todo el personal. Desde aquí perdón por todas las veces que os he abofeteado con mi trasero, pero es que me estaba meando.