Hollywood sigue siendo machista. Ya hay muchos grandes artículos escritos sobre eso, uno más no va a arreglar nada ni va a decir nada nuevo, pero puede ayudar a concienciarnos. En los últimos años hemos visto como muchas actrices han aprovechado su notoriedad mediática para reivindicar la iguadad entre hombres y mujeres en su trabajo y en el mundo. Se quejan, entre otras cosas, de que los medios de comunicación se preocupen más por su situación sentimental-familiar que de su trabajo, cuando a sus compañeros jamás les preguntan como se las ingenian para estar con sus hijos en plena pomoción de su nueva película.

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El mágico mundo del cine no se libra ni de la reproducción de estereotipos de género, ni de una brecha salarial loquísima (el caso de Sandra Bullock con Gravity es el unicornio que confirma la regla). Además, como en otros trabajos, las mujeres siguen viéndose presionadas para mantener un físico impecable y tienen que buscar (normalmente pasando por un quirófano) el elixir de la eterna juventud para poder seguir trabajando. Parece que, en parte gracias a la viralización de los discursos de estas valientes actrices, el mundo empieza a ser conscierte de las desigualdades que existen en la gran pantalla.

Pero ¿qué pasa entre bambalinas? Más de lo mismo. Actualmente solo hay un 7% de películas dirigidas por mujeres y solo 4 directoras han optado al Oscar a Mejor Dirección, siendo Kathryn Bigelow la única a la que se lo han dado. Me parecen unos datos lo suficientemente alarmantes como para dedicarle un post al cine dirigido por mujeres, por eso ahí va una lista de películas indispensables (que me gusta a mi una lista…¡ay!):

Lost in Translation (Sofia Coppola, 2003). He estado a punto de poner «Las vírgenes suicidas», pero al final me he decidio por ésta porque, aunque no es mi preferida, me parece más madura, como dicen los cursis y los entendidos. Además sale Bill Murray y eso siempre mola. Hombre en plena crisis matrimonial conoce a chica en plena crisis matrimonial también. Comparten su soledad por las calles de Tokio. Hay una tensión sexual no resuelta tremenda durante toda la película. Fin.

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Wendy and Lucy (Kelly Reichardt, 2008). Las que tengáis perrete amaréis esta película protagonizada por Michelle Williams y su perra labrador (insertar aqui millones de corazones). Las que no, disfrutaréis de un buen rato de cine independiente sin muchas pretensiones pero con una moraleja profunda.

Mi vida sin mi (Isabel Coixet, 2003). Bueno, bueno, bueno… recuerdo perfectamente la primera vez que ví esta película. Un viernes por la noche de mi primer año de carrera en la habitación de mis amigas de la residencia de monjas de Madrid. Lloré como una loca, hasta el punto de que me costaba respirar. Reconozco no ser especialmente fan de la Coixet, pero «Mi vida sin mi» es un drama preciosísimo.

En Tierra Hostil (Kathryn Bigelow, 2008). No puedo decir nada de esta película porque todavía no le he visto (mal, muy mal Betty), pero no podía faltar porque es la única galardonada con el Oscar a Mejor Dirección y claro ejemplo de que las mujeres no solo hacen cine cuquis y sensiblero.

Europa Europa (Agnieszka Holland, 1990). Está basada en la autobiografía de un judío que consiguió escapar de la barbarie nazi haciéndose pasar por un alemán ario. No se trata de la típica película de la II Guerra Mundial, si no de una cinta cargada de ironía que habla de la capacidad de adaptación del ser humano para salvarse en una situación tan extrema, además de criticar los regímenes autoritarios y el antisemitismo alemán de aquella época.

Te doy mis ojos (Iciar Bollaín, 2003). Esta película se utiliza mucho en estudios de género para tratar temas como la violencia hacía la mujer y las relaciones familiares ante situaciones como esta.

American Psycho (Mary Harron, 2000). Sí, la icónica American Psycho está dirigida por una mujer: ¡sorpresa! Basada en la novela homonima del grandioso Bret Easton Ellis, se trata de una crítica vóraz a la sociedad de los yuppies norteamericanos.

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El triunfo de la voluntad (Leni Riefenstahl, 1934). Se trata de una película de propaganda nazi y forma parte de lo que hoy se conoce como la «trilogía de Núremberg». Pese a su contenido político, ésta película está considerada como una joya que revolucionó el cine documental y que ha tenido mucha influencia en películas posteriores. Su directora fue todo un personaje, murió a los 101 años y pasados los 90 aún tenía ganas de saltar en paracaídas.

Caramel (Nadine Labaki, 2007). Cinco mujeres libanesas coinciden en un salón de belleza y hablan de sus preocupaciones. Es una maravilla poder ver como mujeres de Oriente Medio hablan de cuestiones comunes sin topicazos occidentales por el medio.

Hysteria (Tanya Wexler, 2001). El mal llamado consolador hace aparición en la Inglaterra victoriana como tratamiento de la histeria, enfermedad creada por los hombres para cosificar a las mujeres. Esta comedia trata de esto y mucho más, divertidísima.

Buda explotó por vergüenza (Hana Makhmalbaf, 2007). Esta producción franco-iraní cuenta las dificultades a las que tiene que enfrentarse su protagonista, una niña de 6 años, para ir a la escuela en el Afganistán de los Talibanes. Igual es por deformación profesional, pero para mí es la joya de la corona de esta lista.

El Piano (Jane Campion, 1993). La banda sonora de esta película me acompañó toda la infancia porque tenía un vecino que la tocaba en su piano tooooodo el rato, pero nunca me dejaron verla porque tiene escenas subiditas de tono. Ambientada a mediados del siglo XIX, una pianista muda llega a Nueva Zelanda con su hija para comenzar una nueva vida con un hombre que ha comprado su matrimonio. Pronto se ve envuelta en un triángulo amoroso nada convencional.

Persépolis (Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, 2007). Persépolis fue uno de los primeros cómics que me compré, es una auténtica joya. Se lo dejé a una amichi de la universidad y nunca más lo recuperé (si estás leyendo esto: es un regalo guapi). La adaptación al cine no defraudó y pasó a convertirse en una de mis películas de animación favoritas. Se trata de una narración autobiográfica que nos cuenta las hazañas de Marjane antes, durante y después de la Revolución Islámica en el Irán de 1979.

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