Netflix ha anunciado que a partir del próximo 12 de Julio incorpora Verano Azul a su catálogo y yo he declarado fiesta nacional en mi casa!!

A mi yo adulta y a mi yo niña de los 80, millennial y nostálgica a partes iguales le ha hecho tanta, tantísima ilusión que a mis amigas del verano les he petado el grupo de whatssap gritándoles más fuerte que cuando Pancho anuncia la muerte de Chanquete.

Estoy segura de que Verano Azul fue una de las primeras series de culto que se hicieron en este país, aunque allá por el 81 no usáramos este término y por eso el verano del 2019 ha mejorado mucho en mi ranking de veranos con este anuncio. ¿Qué no es para tanto? Madre mía, ya te digo yo a ti que si. ¿Por qué? Por todo esto. Y por más.

7 motivos por los que volver a ver Verano Azul

1- Marcarse un maratón de los buenos para verla con tus amigos

En la actualidad, una serie no es una serie sino te la ves del tirón con tus amigos o al menos la comentas con ellos. Todos hemos visto Verano Azul más de una vez y la hemos comentado hasta la saciedad con nuestros amigos y puede que incluso hayamos visto algunos capítulos juntos ocupando el salón de alguien, pero verla del tirón y con todos sentados por el suelo del salón, es otro rollo. Y si ya le añades unos bocadillos de nocilla, apaga y vámonos.

 

2- Volver a jugar a Verano Azul

¿Quién no ha jugado a Verano Azul? Daba igual que tu bici fuera de montaña o aquella de Indurain que regalaban en el banco, que tu padre nunca te pusiera aquellas cintas que colgaban del manillar o que no llegaras a los pedales porque cogías la de tu hermano mayor. Todos hemos jugado a Verano Azul y volver a verla me parece la excusa perfecta para volver a hacerlo. ¿Qué tienes casi 40 años? ¿Qué te tira más el sofá? Te creo, pero un domingo de bicis y la sintonía silbada a coro es terapia de la buena. Enseñarle a los canijos de tu vida la sintonía y bicicletear en pelotón y zig zag puede ser todo un planazo.

 

3-Volver a empatizar con Bea 

A Bea le vino la regla por primera vez en pleno verano. ¿Puede haber algo peor en la vida de una preadolescente? El verano en el que triunfas y entonces te arman el drama, te hacen creer que estás enferma y hasta te meten en la cama. Todas hemos sido Bea alguna vez y ahora, viéndolo desde la distancia y a este lado de la pantalla apetece gritarle » Bea! No les hagas caso, ponte la copa menstrual y corre a comerte el mundo!»

 

4-Admirar a Piraña

Ahí esta Piraña, abanderado del movimiento BodyPositive sin saberlo. Corriendo por toda la playa luciendo lorzas bonitas sin importarle las miradas de otros y disfrutando de los helados como más se debe hacer: manchándose los morros y las camisetas. En serio, más actitud como la de Piraña en nuestras vidas. Que no nos de vergüenza comer en la calle, montarnos en la bici aunque se nos marquen (y de qué manera!) los muslos y lucir camisetas con rayas horizontales aunque la dependienta siempre te diga que engordan. Piraña, te quiero en este momento todo lo que no te quise en mi infancia porque mis ojos sólo veían a Javi.

 

5- Nos da la excusa perfecta para llorar

Todos tenemos algún día de esos tontos en los que nos apetece ponernos una película de las de llorar. Cambiemos película por capítulo y es que no hay momento televisivo más lacrimógeno que la muerte de Chanquete.  Se tenía que decir y se dijo. Chanquete ha muerte millones de veces, pero siempre lloramos como si fuera la primera. Y llorar, aunque hay quién diga lo contrario, en ocasiones es necesario.

 

6-Volver a gritar eso de ¡No nos moverán!

La de veces que lo hemos coreado de canijos. La de veces que nuestros padres sí nos han movido… pero esa es otra historia. Pongamos de moda terminar las noches de verano al grito del «no nos moverán».

Es posible, llevamos año dándolo todo en cada fiesta al ritmo de Oliver y Benji y del Ilarié de Xuxa, así que sólo hay que arrancarse y estoy segura de que muchas, muchas almas te seguirán.

 

7- Recibir a septiembre voceando «el final, del verano, llegó y tú partirás….»

Espero que Netflix, y nosotros, gestionemos bien este hit y cuando llegué septiembre estemos todos postureando en todas las redes sociales con esta canción de fondo.  Cantándola con la misma emoción con la que lo hacíamos cuando nos cogíamos las manos con nuestros amigos porque había que volver a la ciudad, cuando el amor de verano se terminaba porque lo marcaba el calendario.

Ays septiembre, cuánto mal le has hecho a los amores de verano.