‘¿Alguien va a pensar en los niños?’

Hoy voy a parecer ese personaje de los Simpson que siempre piensa en los peques para protegerlos.

Es constante que se mencione que ‘El juego del calamar’ no es una serie para ponerle a los niños, pero hay muchas más que pasan desapercibidas y tampoco son aconsejables.

¿Te apetece saber cuáles?

Élite. Igual piensas que es una exageración, pero tengo amigas que se ponen dos o tres capítulos mientras sus criaturas están gateando en el salón. Igual no se enteran de nada cuando tienen menos de 24 meses, pero es casi como ponerles una porno. Cuando imiten los ruidos de jadeos como algo gracioso, caerás en la cuenta de lo poco aconsejable que esta serie.

La casa de las flores. ¿Tú veías telenovelas con tu abuela? Yo sí y muchas de ellas no eran para niños. Pasa lo mismo con esta serie. Es entretenida, divertida y con personajes muy totales, pero entre las drogas, el alcohol y ‘Lord dámelo todo’, igual no es muy aconsejable.

Los Simpson. ¡Serie por excelencia que no es para niños! A veces confundimos todo lo que sea dibujos con cosas permitidas para niños. Esta serie es de adolescentes o adultos, pero un niño va a pensar que beber cerveza está bien, que la violencia es la salida y que si mientes, no pasa nada. ¿A que nunca te lo habías imaginado?

Rick y Morty. Si yo dejé de verla porque me pareció ‘demasié para el body’, imagínate si la ve un niño. Esto es en base a mi criterio, pero entre el abuelo salido y misógino que le enseña al nieto que el esfuerzo no sirve de nada y es mejor manipular tu tiempo para que todo sea como tú quieras ser. Ya no es solo lo que enseña, es lo desagradables que son los capítulos.

Hora de Aventuras. ¡Seguimos para bingo! Este es otro ejemplo de serie de dibujos que no es para niños. Está muy bien que hable de la imaginación de un niño y su perro, pero no te creas que todas las historias son aptas para ellos. Está claro que no les podemos proteger eternamente, pero hay mucha violencia y cosas pasaditas de tono que es mejor que no vean hasta dentro de unos años.

Juego de tronos. Mi sobrina era la Kaleeshi de Navalcarnero. Intentó meter la mano en el fuego para probar que era la madre de dragones, se subía encima de mi perra pensado que era un dragón algo peludo y se lío a leches con más de uno en el colegio porque ella era una reina contra la tiranía. Está claro que es maravillo compartir momentos con los peques haciendo que algo que os guste a los dos, pero ver una serie en la que solo hay ostias, traiciones y folleteos poco éticos no es la mejor opción.

La que se avecina. Como profesora te puedo asegurar que he echado a más de un alumno cuando me ha dicho ‘necesitas un pinchito’. A unos padres les puede parecer el entretenimiento perfecto para toda la familia, pero lo que van a ver sus hijos es a un grupo de personas que no se tratan con respeto, no tienen miedo a incumplir las normas y están más salidos que los monetes del zoo. Puede estar gracioso que tu churumbel diga entre bailes lo de ‘merengue, merengue’, pero el contexto que va detrás es mucho más preocupante de lo que te imaginas.

La casa de papel. Esta serie lo está petando entre adolescentes, pero tampoco sé hasta qué punto es aconsejable el lenguaje, el todas las escenas de acción y sexo y el trasfondo de robar o engañar a los ricos para salvar a los pobres. Cuando eres adulto es un mensaje muy enriquecedor ese de la resistencia, pero cuando el 30% de tus alumnos te dicen que pasan de estudiar porque al final van a acabar robando, te hace recapacitar y pensar que igual hay algo que hacemos mal.

Igual he pecado de puritana, pero las experiencias vividas en los últimos meses me han enseñado a que no todo es para todos los públicos. ¿Estás de acuerdo o crees que exagero?