Pues sí, es más fácil masturbarse con una escena de sexo de la serie “Vidas perfectas” que con una de las pelis porno gratuitas que te propone el tío machista de Google cuando estás cachonda y haces la búsqueda: “peli erótica para chicas”. Cuatro palabras con las que el algoritmo machista de Google sufre un gatillazo.

Las mujeres estamos acostumbradas a usar nuestra imaginación para llegar a tocar el cielo con las manos pero cuando queremos llegar por la autopista estimulando nuestra vista y audición con un poco de fantasía grabada y basada en hechos reales de la cinematografía pornográfica, casi que pagaríamos para que nos la codificaran como aquellas pelis de los viernes por la noche en Canal + (para las que tenéis menos de cuarenta años la codificación consistía en una nebulosa cromática bicolor de puntos inquietos que aparecía en la pantalla después de emitir en abierto cinco minutos de la peli porno de pago). Porque la cinematografía porno que Google entiende por “peli erótica para chicafs” no es precisamente fantasía, más bien son pesadillas grabadas y basadas en competiciones de deporte sexual donde podemos encontrar las siguientes categorías principales:

 

  • Tiro olímpico de penes grandes.
  • Natación en gargantas profundas.
  • Halterofilia de penes grupales.
  • Tenis de caras estreñidas y lenguas salivadas.
  • Baloncesto bucal de semen.
  • Golf de mujeres no hinchables.
  • Atletismo de 5, 10, 15, 20 minutos listos sin ¡”vayas”! Ni ¡OMG!
  • Equitación de doma clásica de mujeres.
  • Gimnasia artística de pelvis.
  • Y, por último, la categoría no deportiva que compite en Harakiri emocional.

 

En estas categorías los premios no son mixtos porque las mujeres somos el arco, la piscina, las pesas, las pelotas, el balón y las calles en que compiten al filmar  escenas de deporte sexual. 

La cinematografía pornográfica es un producto a la venta en el supermercado cachondo para el consumo masivo de los hombres y para que una mujer encuentre una película erótica en el buscador del tío machista de Google (no me meto a hilar fino sobre las diferencias entre porno y cine erótico porque… esa es otra historia que debe ser contada en otro momento) tiene que hacer la misma adaptación sexual que le tocaría hacer a un hombre que quisiera encontrar una compresa para hombres en un supermercado no cachondo. Con mucha adaptación lo más parecido que ese hombre va a encontrar será el paquete de pañales unisex para adultos.

No hay datos fiables sobre a la industria pornográfica pero es posible que hace treinta años hasta los hombres se cansasen de consumir deporte sexual y se pasasen al porno  amateur para consumir un producto menos agotador y menos predecible. Desde hace más de una década que las mujeres ya no tenemos que desistir en el intento para tocar el cielo con las manos en soporte audiovisual, aunque el tío machista de Google no nos lo muestre en las primeras páginas, porque hay mujeres cineastas que se han pasado al lado oscuro como Erika Lust y alguna más. Ya os contaré porque todavía no he visto su cinematografía pero una película porno que ha subido gratis a Internet sobre masturbación llamada “Female Pleasure Circle” tiene muy buena pinta y esa autopista la voy a recorrer seguro. 

Quizá esta publicación tenía que haberse titulado: “Si buscas una peli porno en el tío Google desistirás en el intento” porque para enterarte de temas relacionados con el porno los algoritmos de los buscadores de Internet no sirven, están programados con testosterona de los huevacos machunos, así que en la era de las telecomunicaciones lo que sigue funcionando entre mujeres es el boca a boca. O ¿cómo te enteraste tú de que existía el satisfyer? Cuando los medios de comunicación informaron de su existencia ya era todo un “best-seller”. 

Una pregunta final: si les pones a tu pareja el porno erótico que te pone cachonda a ti ¿qué puede pasar? Igual tu pareja se pone a arder más que lo que arden la llamas de las antorchas de las Olimpiadas cinesexuales; tú, no desistas, por si acaso. 

 

Xaenadu