Yo es que estoy muy a tope con Maestros de la Costura, me parece un programa divertidísimo y amo profundamente a Mahi, sus pelucas y todo su universo Bratz (que en realidad es muy parecido al mío pero sin máquinas de coser ni plataformas locas). Así que ayer, como cada lunes, me preparé para trasnochar un poco y disfrutar de patrones y estreses que no son míos. Encima anoche, para añadir emociones y cosas, la prueba de eliminación vino a cargo de Alaska y de las Nancys Rubias, todo brillos y mamarrachadas. Todo bien hasta que oí a Caprile soltar LA PERLA (hablando de los estilismos que la Juanpe le lleva haciendo a Olvido desde hace 15 años): «Y eso que Alaska no tiene un cuerpo nada fácil». Eye roll infinito y cortocircuito mental.

Aunque creo entender a qué se refería, me parece un comentario terrible y me encantaría que Lorenzo Caprile leyera esto para que revisara la mala elección de sus palabras. No existen unos cuerpos más fáciles que otros, existe la costumbre de diseñar para un tipo muy concreto de corporalidad, lo que no deja de ser una forma de autocensura de la creatividad de un diseñador. Alaska tiene mamellas y culazo, en una especie de proporción aurea que deja por los suelos la teoría de Ter y el culo de Kim Kardashian (¡qué vídeo tan maravilloso, joder! Ter, te amo a ti y amo a Kim). Tiene el cuerpo que quiere tener y lo defiende a muerte con un estilo propio que marca bien todo lo que a ella le gusta. No es un cuerpo difícil, es un cuerpo diferente a lo que solemos ver en el mundo de la moda.

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Es una frase que estamos cansadas de escuchar en boca de estilistas y diseñadores y nos parece que, además rozar el body shaming y de ser bastante despectiva (porque no deja de ser una forma de decir que unos cuerpos son válidos y otros no), es una aunténtica falacia. Lo que hace falta es más conocer la diversidad corporal de la mujer, que sean las prendas las que se adapten a nosotras, no al revés como viene ocurriendo desde hace unas décadas, y un poquito más de sensibilidad con la realidad humana. Haciendo este tipo de comentarios, que no digo yo que Lorenzo lo haya dicho a mala leche, lo único que se consigue es seguir perpetuando un modelo de belleza muy concreto y «cómodo» para los creadores de moda. Y digo «cómodo» porque si solo se piensa en un tipo de patronaje, la producción y reproducción de determinadas prendas es mucho más sencilla. Por el bien de todos, hay que empezar a cuidar estas cosiñas porque, lo creamos o no, generan un imaginario terrible de presión y obediencia estética.