Ya sabemos que cumplir los 30, no siempre es plato de buen gusto para todo el mundo. Las expectativas que muchas tenemos no encajan muchas veces con nuestra realidad.

Y ¿acaso importa?

No mentiré diciendo que el paso de los años, no pesa un poquito; pero eso no hace que a partir de los 30 tengamos que convertirnos en abuelitas de golpe. Nada más lejos de la realidad. No sé a vosotras pero yo con 32 años hay un montón de cosas que aún no he hecho, ni aprendido.

 

  • Estabilidad en la pareja. Desde pequeña tenía una idea muy preconcebida de cómo viviría mi vida siendo más mayor, casa, pareja y porqué no una familia.  ¿Cuántas de vosotras disfrutáis de vuestra independencia y libertad sin ataduras?. Las medias naranjas pasaron a la historia… ahora, hay mil formas de vivir y experimentar el amor.

no era mi media naranja

  • Cambiar la rueda del coche. Está en mi lista de pendientes desde hace 12 añitos, ¡Ahí es na! Hasta la fecha nunca lo he necesitado pero, el día menos pensado, me puede salvar de un buen apuro.

 

  • Preparar arroz. Sí, os doy permiso para que os riáis a gusto. Nunca queda como me gustaría y siempre tengo que consultar en Internet. ¿Cuántos vasos de agua y arroz decís que son?

 

  • Aceptar mi cuerpo y mis “imperfecciones”. Nadie dijo que fuese sencillo, pero tampoco imposible. En ello estoy, chicas. Poco a poco. He aprendido desde que escribo en esta página, que nadie mejor que una misma para quererse y aceptarse. Así que, si estoy GORDA, y al mundo no le gusta que me dejen paso.

 

  • Ver un solo capítulo. No sé vosotras pero, eso de ver un capítulo por semana para mí hace tiempo que pasó a la historia. Si una historia me engancha que no falten los maratones de series.

 

  • Ponerme a mi primero. Esto de ganarte el afecto de los demás, hace que muchas veces, dejemos nuestras propias necesidades en segundo o último lugar. Pues chicas, decirme que os diga una cosa, nada de eso. De vez en cuando ser un poco egoístas no es nada malo.

 

  • Dejar de lado expectativas ajenas. Estoy harta de pensar en lo que otros esperan de mí. Prefiero pensar en lo que yo misma espero de mí, aunque, a veces, cuesta.

 

  •  Mantener viva una planta. Hace tiempo que me dio por querer cuidar plantas. Algo tan sencillo como un cactus y algún aloe vera. ¿El resultado? La mitad de ellas han acabado en el otro barrio…

  • Adiós a los estándares de belleza. Bye bye a esto de la normalidad. Lo que deberíamos querer es salirnos de la norma, pisar fuerte y ser nosotras mismas.

 

  • Matar a una cucaracha, araña… Lo que sea. Soy incapaz de superar mi asco y “fobia” a ciertos insectos. No seré de pegar gritos pero ni una polilla ni una araña, estarán cerca de mí sabiendo que están ahí.

 

Y vosotras ¿Cuántas cosas tenéis por hacer?